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El Papa afrontó la tormenta para consolar a los supervivientes de Tacloban

El Papa Francisco afrontó hoy una tormenta tropical pero mantuvo todos sus actos para poder estar cerca y consolar en Tacloban, en la isla de Leyte, a los supervivientes del tifón Yolanda, que en noviembre de 2013 arrasó Filipinas.

El Papa Francisco afrontó hoy una tormenta tropical pero mantuvo todos sus actos para poder estar cerca y consolar en Tacloban, en la isla de Leyte, a los supervivientes del tifón Yolanda, que en noviembre de 2013 arrasó Filipinas.

A pesar de que sabía de la tormenta tropical Mejala se abatiría sobre la localidad, una de las más afectadas por el que ha sido considerada el tifón más potente de la historia y que causó más de 8.000 muertos, Francisco insistió en que "se tenía que ir de cualquier manera"y "que había que ir a estar con ellos".

Lo mismo ocurrió durante el vuelo que le llevaba a Tacloban, cuando el organizador de los viajes, Alberto Gasbarri, le comentó que se podría celebrar la misa en un lugar cerrado, debido condiciones meteorológicas de fuerte viento y lluvia incesante.

Lombardi explicó que Francisco contestó: "Absolutamente no, yo tengo que estar con ellos y celebrar con ellos la misa".

A pesar de la intensa lluvia, según el Vaticano, cerca 300.000 personas se dieron cita en la explanada del aeropuerto de Tacloban, protegidos sólo por un chubasquero amarillo que proporcionó la organización y que fue el mismo que llevó el pontífice argentino durante toda su estancia en la pequeña isla del Pacífico.

"Tantos de ustedes han perdido todo. No sé que decirles. No tengo palabras. Él (Señor) sí sabe qué decirles. Tantos de ustedes han perdido la familia y yo sólo puedo guardar silencio. Sólo se les puede acompañar en silencio", dijo emocionado.

"Yo no tengo más palabras que decirles. Miremos a Cristo. Es el Señor, y él nos comprende porque pasó por todas las pruebas que pasaron ustedes", les dijo.

El Papa explicó que cuando vio la tragedia que sucedía en Filipinas decidió que tenía que venir.

"Me diréis que un poco tarde, pero vine para deciros que Jesús es el señor y que no nos defrauda", añadió.

Francisco continuó con su homilía totalmente improvisada y dijo: "Padre, me podréis decir, a mi me defraudó (Dios) porque perdí mi casa, mi familia, estoy enfermo. Es verdad lo que me decís, y yo respeto tus sentimientos, pero lo miró ahí, clavado, y sé que desde ahí no nos defrauda".

Según Lombardi, lo que se vivió en Tacloban fue algo muy "profundo", ya que el Papa vivió y quiso vivir un momento difícil como el que éstas personas viven frecuentemente.

"Esto es un tifón normal", contestaba cuando se le preguntaba sobre cómo estaba durante su visita a Tacloban, que atravesó a bordo de un Papamóvil a pesar de la lluvia, explicó en una rueda de prensa el arzobispo de Manila, el cardenal Luis Antonio Tagle.

Aunque el avión del Papa adelantó su salida de Tacloban de cuatro horas para evitar la llegada de la tormenta tropical Mejala, Francisco no canceló ninguno de sus actos.

El cardenal filipino Tagle explicó que el Papa se conmocionó al escuchar los testimonios de las 30 familias con las que almorzó en la localidad de Palo, siempre en la isla de Leyte.

También pudo, a pesar del poco tiempo a disposición pues la tormenta se acercaba a la isla, visitar una familia de pescadores y saludar a los fieles en la catedral de la cercana localidad de Palo.

"Nunca olvidaré la cara del Papa al escuchar a los que decían: he perdido a mi padre, a mis hijos... Él sufría", desveló Tagle.

El Papa fue también informado de la muerte de una chica durante la misa, cuando le cayó un altavoz debido al fuerte viento y expresó su sentido pésame, rezó por ella y pidió poder contactar con los familiares, agregó el cardenal filipino.

Una voluntaria filipina de 27 años murió al caerle encima un andamio para uno de los altavoces que habían sido colocado al lado del escenario en el que el pontífice ofició una misa esta mañana.

La mujer, identificada como Kristel Mae Padasas, murió sobre las 14.00 horas (06.00 GMT) en el Hospital de San Pablo de Tacloban.