Religion

El Papa, contra las rutinas que «nos atolondran»

Jorge Bergoglio, tras las bendición del fuego nuevo, animó en su homilía a «tomar parte del anuncio de la Resurrección» y a «confiar en que Dios acontece en cualquier situación y persona».

El Papa, contra las rutinas que «nos atolondran»
El Papa, contra las rutinas que «nos atolondran»larazon

Jorge Bergoglio, tras las bendición del fuego nuevo, animó en su homilía a «tomar parte del anuncio de la Resurrección» y a «confiar en que Dios acontece en cualquier situación y persona».

La de Pascua es la «noche de las noches», algo que quedó de manifiesto con la renovación litúrgica del Concilio Vaticano II. Desde entonces, la Vigilia es la celebración por antonomasia del cristianismo. El Papa Francisco la presidió anoche en la basílica de San Pedro, ante miles de fieles que participaron provenientes de medio mundo.

Para Bergoglio, «celebrar la Pascua es volver a creer que Dios irrumpe en nuestras historias desafiando nuestros conformantes determinismos», pero también es «dejar que Jesús venza esa pusilánime actitud que tantas veces nos rodea e intenta sepultar todo tipo de esperanza», dijo en la homilía.

La Vigilia se compone principalmente de tres partes. Inicia con el lucernario y la bendición del fuego, del cual se enciende el cirio pascual. Como es tradición, el Papa grabó en él con un punzón una cruz, la primera y la última letra del alfabeto griego –alfa y omega–, y las cifras del año en curso. Es aquí cuando se entona el Pregón Pascual, que es un texto que algunos atribuyen a San Agustín y marca el resto de la celebración.

Después, el Santo Padre dio paso a la Liturgia de la Palabra, en la que se proclamaron las siete lecturas, desde la creación hasta la Resurrección, siendo la lectura del libro del Éxodo la más importante.

El Papa comenzó su homilía hablando de la reacción de los discípulos cuando Jesús fue apresado y crucificado: «Durante las horas difíciles y dolorosas de la Pasión, los discípulos experimentaron de forma dramática su incapacidad de jugársela y de hablar en favor del Maestro. Es más, dijeron no conocerlo, se escondieron, se escaparon, callaron». En este sentido, explicó que ese discípulo simboliza al hombre «enmudecido ante una realidad que se le impone, convencido de que nada puede hacer para revertir tantas injusticias que viven en su carne nuestros hermanos». Pero también es el discípulo «atolondrado, inmerso en una rutina aplastante que le roba la memoria».

Ya sobre la resurrección, manifestó que «la tumba vacía quiere desafiar, movilizar, cuestionar, pero especialmente quiere animarnos a creer y a confiar que Dios acontece en cualquier situación, en cualquier persona, y que su luz puede llegar a los rincones menos esperados y más cerrados de la existencia». A este respecto, invitó a tomar parte del anuncio de la resurrección porque «sostiene nuestra esperanza y la transforma en gestos concretos de caridad».

Antes de continuar con la ceremonia, Bergoglio invitó a «romper las rutinas, renovar nuestra vida, nuestras opciones y nuestra existencia»: «¿Queremos tomar parte de este anuncio de vida o seguiremos enmudecidos ante los acontecimientos?», preguntó a los fieles presentes.

Después fue el turno de la renovación de las promesas bautismales, en las que se renuncia a Satanás, a sus seducciones y sus obras, se bendice la pila bautismal y se recita la letanía de los Santos.