Asunción

El Papa Francisco endurece su campaña antiabusos

Un día después del arresto de un nuncio, ayer destituyó a un obispo de Paraguay por encubrir a un cura pederasta

El Papa Francisco endurece su campaña antiabusos
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«Actuar sin demora y con el justo y necesario rigor». En el comunicado con el que informó el pasado martes del arresto domiciliario del ex arzobispo polaco Józek Wesolowski, acusado de poseer pornografía y cometer abusos sexuales a menores, el Vaticano explicaba con esas palabras cómo es la postura del Papa Francisco ante los casos de pederastia en el clero. Es su forma de actuar ante el abusador, pero también ante quien lo encubre.

Que se lo digan a monseñor Rogelio Ricardo Livieres, obispo de Ciudad del Este, la segunda urbe más importante de Paraguay, destituido ayer por el Vaticano «por serios motivos pastorales». El cese llega después de que Francisco pidiera una investigación para aclarar las duras acusaciones que pesaban contra él por malversación de fondos y protección del sacerdote argentino Carlos Urrutigoity, denunciado por cometer abusos sexuales a menores. Fue el cardenal español Santos Abril y Castelló, arcipreste de la basílica romana de Santa María la Mayor, quien realizó la visita apostólica durante los últimos meses a Ciudad del Este para conocer de primera mano la situación de la diócesis e informar al Papa Francisco de lo sucedido.

Una vez conocidas las conclusiones de la visita apostólica y tras consultar el caso con las Congregaciones para el Clero y para los Obispos, Francisco optó por destituir a Livieres Plano, miembro del Opus Dei. Confía de momento este territorio eclesiástico a monseñor Ricardo Jorge Valenzuela Ríos, obispo de Villarrica del Espíritu Santo, quien actuará en Ciudad del Este como administrador apostólico.

La Santa Sede aseguró haber tomado esta «gravosa decisión» inspirada en el «mayor bien de la unidad de la Iglesia de Ciudad del Este y de la comunión episcopal en Paraguay». No son superfluas estas últimas palabras, pues Livieres Plano ha mantenido un enfrentamiento abierto con el arzobispo de Asunción, Pastor Cuquejo, quien le criticó por su protección al sacerdote acusado de pederastia e intentó abrir una investigación sobre lo sucedido. El titular de la diócesis de Ciudad del Este se defendió recordándole a Cuquejo que no tenía autoridad para actuar en su territorio eclesiástico y calificándole de «homosexual».

La Santa Sede recordó ayer la petición del Papa para que tanto el clero como los feligreses de la diócesis acojan el cese de su obispo «con espíritu de obediencia, docilidad y sin desavenencias». Invitó además a la Iglesia paraguaya a que lleve a cabo un «serio proceso de reconciliación» para superar cualquier «sectarismo o discordia» de modo que no se hiera «el rostro de la única Iglesia».

El obispo cesado ha contribuido a mantener la tensión alta hasta el último momento en la comunidad cristiana paraguaya ya que Livieres Plano se negó a presentar su propia renuncia como le pidió la Congregación. Al ya ex obispo la noticia le llegó en Roma, donde fue convocado por el Vaticano para comunicarle personalmente el cese antes de que se hiciera público. Tanto el nuncio como el nuevo administrador apostólico anunciaron su próximo desplazamiento a la polémica diócesis para «asegurar la serenidad eclesial y espiritual».

Una lacra con más acusados

En América Latina hay otros dos prelados con acusaciones similares. Uno es el chileno Marco Antonio Órdenes, obispo de Iquique que renunció al cargo tras ser acusado de pederastia. El otro es el peruano Gabino Miranda, obispo auxiliar de Ayacucho reducido al estado laical por delitos contra el sexto mandamiento.