El pontificado de Francisco
El Papa Francisco: «La Virgen sostiene a los cristianos contra el mal»
La celebración de la misa de la Asunción de la Virgen llevó al Papa a Castel Gandolfo
«La Virgen Inmaculada, preservada libre de toda mancha de pecado original, terminado el curso de su vida en la Tierra, fue llevada en cuerpo y alma a la gloria del cielo y elevada al trono por el Señor como Reina del universo». De esa forma comenzó la homilía que el Papa pronunció ayer en Castel Gandolfo con motivo de la festividad de la Asunción de la Virgen. Bajo una carpa blanca, Francisco celebró misa, ante gran cantidad de fieles, en el altar situado en la puerta de la Villa Pontificia. El discurso del Santo Padre, cuya protagonista en todo momento fue la Virgen, giró en torno a tres ideas: lucha, resurrección y esperanza.
Su Santidad empezó la homilía recordando algunas frases presentes en el Concilio Vaticano II. «La Madre de Jesús, glorificada ya en los cielos en cuerpo y alma, es la imagen y comienzo de la Iglesia que llegará a su plenitud en el siglo futuro. También en este mundo, hasta que llegue el día del Señor, brilla ante el Pueblo de Dios en marcha, como señal de esperanza cierta y de consuelo», rememoró el Pontífice.
A continuación, hizo referencia al pasaje del Apocalipsis que presenta la visión de la lucha entre la mujer y el dragón, siendo la primera la que representa a la Iglesia. Una Iglesia que por momentos aparece «gloriosa, triunfante y con dolores». Y es que, como comentó el Papa, «si en el Cielo ya participa de la gloria de su Señor, en la historia vive continuamente las pruebas y desafíos que comporta el conflicto entre Dios y el maligno, el enemigo de siempre». En cuanto a ese conflicto, Francisco aseguró que «María siempre está con nosotros. Sostiene a los cristianos en el combate contra las fuerzas del mal.
El segundo punto se centró en una de las cartas que el apóstol Pablo escribió a los corintios, en la que aparece reflejado que «ser cristiano significa creer que Cristo ha resucitado verdaderamente de entre los muertos». «También el misterio de la Asunción de María en cuerpo y alma se inscribe completamente en la resurrección de Cristo», añadió el Santo Padre.
Por último, Su Santidad explicó cómo «la esperanza es la virtud del que experimentando el conflicto, la lucha cotidiana entre la vida y la muerte, entre el bien y el mal, cree en la resurrección de Cristo, en la victoria del amor». «Donde está la cruz, para nosotros los cristianos hay esperanza. Si no hay esperanza, no somos cristianos. Por eso me gusta decir: no os dejéis robar la esperanza», concluyó.
Para finalizar, el Pontífice invitó a los allí presentes a unirse «con el corazón al cántico de «paciencia y victoria, de lucha y alegría, que une a la Iglesia triunfante con la peregrinante, nosotros; que une el cielo y la tierra; que une nuestra historia con la eternidad, hacia la que caminamos».
¿Rezáis el rosario todos los días?
En una de las muchas referencias que hizo Francisco a la Virgen durante la homilía, citó la importancia de «la oración con María, en especial, el Rosario». Acto seguido, el Santo Padre lanzó una pregunta a los fieles: «¿Vosotros rezáis el Rosario todos los días?». A lo que él mismo contestó: «No creo», mientras la gente, gritando, le contradijo. Concluyó asegurando que «la oración» es fundamental «en la batalla contra el maligno y sus cómplices».
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