Barcelona

«El regalo más valioso para un niño es que sus padres se amen siempre»

El cardenal arzobispo Lluís Martínez Sistach defiende el matrimonio ante «la crisis prolongada que vivimos»

«El regalo más valioso para un niño es que sus padres se amen siempre»
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Una semana después de que Madrid acogiera la fiesta de las familias cristianas, el cardenal arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez Sistach, defiende el matrimonio en su carta dominical. Así, asegura que «el juguete más valioso» para un niño en Reyes «es que su madre y su padre se amen mucho y siempre, que se esfuercen por entenderse y vivir unidos, que se perdonen y que reconstruyan las rupturas que la vida pueda producir». El cardenal se detiene en la fiesta de Reyes para señalar que, más allá de los presentes materiales, «en el corazón de estos niños hay muchas otras ilusiones, más importantes y más amadas por ellos, aunque no siempre las sepan expresar y explicitar».

Según Martínez Sistach, los niños «han nacido y han crecido en el seno de una familia y quieren que esta misma familia se mantenga unida, que puedan dar siempre una mano a su padre y otra mano a su madre, y así, con la sonrisa en los labios, caminar, correr, avanzar, crecer, madurar».

Junto a esta reflexión sobre la familia, Martínez Sistach también asegura que los niños, cuando hacen preguntas sobre Dios, sobre la vida, sobre la muerte o sobre el mal, «indirectamente están manifestando otra ilusión, la de ser catequizados». «Y los padres les hacen un regalo al contestar a estas reiteradas preguntas y al iniciar a sus hijos, ya desde pequeños, en la oración y en la celebración de la fe en la comunidad cristiana», agrega. «Pienso especialmente en los niños de familias que viven situaciones de verdadera pobreza y de precariedad a causa de la crisis grave y prolongada que estamos viviendo, que continuará en el año que estamos comenzando. Los niños son muy sensibles y captan las situaciones dolorosas de sus familias y también de nuestro mundo», argumenta el cardenal arzobispo de Barcelona.

El purpurado se muestra seguro de que los «niños llevan en su corazón una gran ilusión y que quizá la han escrito en su Carta a los Reyes, una ilusión que se puede definir con estas palabras: amor, paz, justicia, hermandad, solidaridad, sentido auténtico de la vida». «O, si se quiere –agrega–, con esas menos corrientes pero muy necesarias e incluso urgentes para que los adultos hagamos todo lo posible para superar la grave crisis actual: honestidad, compromiso, fidelidad, austeridad, sinceridad, comprensión, acogida. Sin estas actitudes no se puede alcanzar aquella gran ilusión».

De esta manera, el cardenal de Barcelona sostiene que «las ilusiones que brotan del corazón de los niños de todo el mundo escriben una carta a los Reyes que, si todos nos esforzamos en ello, pueden transformar nuestro mundo».