Papa

El secretario de Benedicto XVI, con el informe «Vatileaks» en sus manos

El cardenal Cipriani reconoce que el escándalo influyó para que se buscase un Papa que no fuera europeo

La Razón
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CIUDAD DEL VATICANO- Durante este periodo de transición vaticana, el arzobispo Georg Gänswein está jugando un doble papel. Por un lado, continúa como secretario personal de Benedicto XVI. Por otro, hasta que se ponga en marcha la reforma de la Curia, está al frente de las gestiones cotidianas y de la agenda del Papa Francisco como prefecto de la Casa Pontificia. Ejerce de puente entre ambos. No sólo en lo que a logística se refiere –por ejemplo, guiar a Francisco por los apartamentos papales o ejercer de asistente en las audiencias–, sino también en asuntos de fondo. Así, según apuntan responsables de algunos dicasterios romanos, Georg sería el depositario del informe sobre el «caso Vatileaks», elaborado por tres cardenales –De Giorgi, Tomko y el español Julián Herranz– que saltó a la luz a raíz de las filtraciones de documentos privados del Papa alemán.

Una vez más, se habría puesto de manifiesto el sumo celo con el que lo ha querido afrontar Benedicto XVI, situando a Gänswein al frente de la Casa Pontificia antes de su dimisión para que fuera su persona de mayor confianza la que acompañara al nuevo Pontífice en sus primeros pasos, poniéndole al día ante los temas más urgentes, pero, sobre todo, los más delicados como la organización de la Curia o las finanzas vaticanas. Y aunque en las intensas congregaciones celebradas antes del Cónclave, todos estos asuntos se pusieron sobre la mesa, es a partir de ahora cuando el Papa Francisco los podrá abordar a fondo y de primera mano; primero de la mano de Georg, y posteriormente, a partir de su primera toma de contacto con Benedicto XVI, el próximo 23 de marzo, en Castel Gandolfo.

En este sentido, el cardenal arzobispo de Lima, Juan Luis Cipriani, asegura, en una entrevista a Efe, que el «caso Vatileaks» pudo influir en que los cardenales dejaran de mirar a Europa, o por lo menos, a Italia, para buscar en América al futuro Papa. Además, el cardenal peruano denuncia que durante las reuniones previas al Cónclave los purpurados recibieron «muy poca» información sobre el «Vatileaks», «y eso que la pedimos». Cipriani admite que conoce del «Vatileaks» «un poquito más» de lo que ha publicado la Prensa, «pero no lo suficiente». «No sabemos mayor cosa del tema, la verdad es ésta. Pero sí que ha habido un clima de decir, bueno, aquí lo que ha ocurrido hay que aclararlo y limpiarlo», comenta, para subrayar a continuación que «evidentemente, por A o por B, los que están más cercanos de una manera han sido como dejados de lado, pero no como un acuerdo, ni echando la culpa de nada. Pero, sí, ese elemento ha estado presente», asegura Cipriani, que ve necesaria una reforma de la Curia para hacerla «más transparente, sencilla» y en la que no tenga cabida el «carrierismo», esto es, las ansias de poder. «Yo creo que es un clamor de los cardenales la necesidad de simplificar muchas cosas en la Curia, seguir ganando en transparencia y estar mas cerca al pueblo fiel», plantea.