Religion

El Vaticano vuelve a tender la mano a los lefebvrianos

El Vaticano ha vuelto a tender una mano a la tradicionalista y cismática Fraternidad Sacerdotal San Pío X, conocida como "lefebvrianos", y en una carta enviada por el arzobispo Joseph Di Noia, vicepresidente de la Comisión Pontificia Ecclessia Dei, éste afirma: "el Papa os espera".

"El papa Benedicto XVI desea ardientemente superar las tensiones existentes entre la Iglesia y vuestra Fraternidad", escribió Di Noia en una carta enviada "por propia iniciativa"a los "lefebvrianos", informó hoy Radio Vaticano,

En su misiva, Di Noia, "número dos"del organismo vaticano que se encarga de las relaciones con los "lefebvrianos", expresó su "perplejidad"por las declaraciones hechas por algunos dirigentes tradicionalistas sobre sus exigencias para la reconciliación y señala que es necesario introducir en el diálogo "nuevos elementos"que demuestren que están comprometidos en la reconciliación.

Di Noia señala que el Vaticano no les exige que "abandonen el celo impregnado"por su fundador, el fallecido arzobispo cismático francés Marcel Lefebvre, "sino que, al contrario, les anima a formar hombres al servicio de Cristo".

El arzobispo estadounidense se mostró convencido de que el "único futuro imaginable"para los lefebvrianos, "es el camino hacia la plena comunión (unidad) con la Santa Sede".

El prelado reconoce que no será "fácil"la reconciliación eclesial inmediata, "ya que antes -escribe- nuestras almas tienen que ser sanadas y purificadas de la amargura y resentimiento nacidos tras 30 años de amarguras y resentimientos recíprocos".

Los "lefebvrianos"surgieron en 1969, cuando el arzobispo francés Marcel Lefebvre (1905-1991) creó la Fraternidad San Pío X, asociación tradicionalista que rechaza frontalmente el Concilio Vaticano II -al que considera una "herejía"- y las "destructivas"reformas surgidas del mismo.

Este grupo, que defiende a ultranza el conocido como rito tridentino o preconciliar (cuya expresión más simbólica es la celebración de la misa en latín), desató un cisma en la Iglesia Católica en 1988, cuando Lefebvre ordenó sin permiso de Juan Pablo II a cuatro obispos, entre ellos el británico Richard Williamson, que niega el Holocausto judío.

En aras de buena voluntad para que vuelvan al redil, Benedicto XVI liberalizó en 2007 la misa en latín y en 2009 levantó las cuatro excomuniones.

También les ha ofrecido una Prelatura Personal, similar a la que tiene el Opus Dei, si regresan a Roma. Pero todo ello les ha parecido poco.

En 2011 el Vaticano les entregó un "preámbulo doctrinal"con las condiciones para volver, cuyos puntos se desconocen, pues lo único que se sabe es que contiene algunos principios doctrinales y criterios de interpretación de la doctrina católica "necesarios para garantizar la fidelidad al magisterio de la Iglesia".

Los "lefebvrianos"consideran una condición "irrenunciable"para volver al redil de Roma poder criticar públicamente "los errores"del Concilio Vaticano II y a sus autores y que el Vaticano lo acepte.

Ponen como condición la "libertad de preservar, transmitir y enseñar la sana doctrina de la Tradición de la Iglesia y libertad para defender, corregir y reprender incluso públicamente a los autores de los errores o de las innovaciones modernistas y liberales del Concilio Vaticano II".

También, según un documento enviado por el abad Christian Thouvenot, secretario de los "lefebvrianos, a los superiores de la fraternidad, exigen el uso exclusivo de la liturgia de 1962, la que había antes del Concilio Vaticano II y que se les garantice el nombramiento de un obispo tradicionalista.

La condición del uso de la liturgia de 1962 está ya concedida, pues Benedicto XVI liberalizó en 2007 la misa en latín mediante el "motu proprio"(documento papal) "Summorum Pontificium".

El problema que se presenta es la aceptación del Concilio Vaticano II, al que consideran una "herejía"y una "cloaca"y rechazan frontalmente.

Para la Santa Sede, sin embargo, el Vaticano II es "vinculante".

Los "lefebvrianos"cuentan con cuatro obispos, cerca de medio millar de sacerdotes y más de 200.000 fieles repartidos por todo el mundo.