
Diálogo católico
«El Estado no es Dios»
El presidente de los obispos y el presidente de la Generalitat debaten sobre la polarización desde su ser católico

Dos católicos frente a frente. El presidente de la Conferencia Episcopal Española y el presidente de la Generalitat. En tiempos de desencuentros, también entre el Gobierno de Pedro Sánchez al que perteneció Salvador IIla y el gremio de las mitras y los báculos que lidera Luis Argüello, ambos han escenificado algo más que una hora de «buen rollo» en un escenario. Con algún que otro pellizco razonable y razonado, el arzobispo de Valladolid y el máximo responsable de los socialistas catalanes han abanderado una alianza real por la concordia, libre de exabruptos, en el auditorio de la Fundación Pablo VI. La plataforma eclesial ha organizado, junto a la Cátedra Martín Patino de la Universidad Pontificia Comillas, un coloquio que tuvo como punto de partida y de llegada el valor del diálogo.
Ambos han coincidido en la urgencia de superar la actual crispación. El arzobispo invitó a los presentes a cambiar polarización por polaridad, que pasa por respetar las legítimas diferencias sin «demonizar» al otro ni entrar en una «dialéctica de contrarios, como una batalla para ver quién gana».
«La polarización se utiliza como estrategia para obtener resultados electorales», dejó caer. «Es bueno el contraste, pero siempre desde el respeto y la educación», apreció Illa, advirtiendo de algunos límites, como «desacreditar las instituciones». En su intervención, dio un paso más. Refiriéndose a su reciente encuentro en Estrasburgo con el expresidente catalán, Carles Puigdemont, sin citarlo explícitamente, admitió que «va a ser difícil que lleguemos a acuerdos». Sin embargo, dijo sentirse llamado a sentarse con el prófugo de la Justicia y líder del independentismo catalán: «Si me siento hablo y razono, aunque no llegue acuerdos, mando un mensaje de que pensamos distinto, pero convivimos. ¡Qué ejemplo doy si no lo hago así».
Esta «confesión laica» de Illa llevó a Argüello a compartir otra experiencia personal. «Hoy me hago una foto con Salvador Illa y hace unos meses me hice aquí mismo una foto con Santiago Abascal y no me avergüenzo de lo uno y de lo otro», comentó el presidente de los obispos, sobre la presentación de un libro de Miguel Ángel Quintana Paz, considerado uno de los ideólogos de VOX, el partido de ultraderecha liderado por Abascal. Argüello criticó cómo ambas imágenes han propiciado suspicacias del tipo «ha vuelto a salir hoy el rojo de los años setenta o sale ahora el facha del siglo XXI». El auditorio correspondió con un aplauso a este «destape» de Argüello, que buscaba ejemplificar que «en el interior de la Iglesia vivimos el contagio de la polarización». «Los católicos debemos hacer un esfuerzo de vivirlo como una misión, contagiar el diálogo», expresó el pastor.
Confrontación y tensión
La relación entre religión y política también se puso encima de la mesa. «El Estado no es Dios», aseveró sin titubeos el presidente de la Conferencia Episcopal, preocupado por el creciente relativismo moral que deviene en positivismo jurídico y en considerar al Estado como fuente de moralidad. Salvador Illa admitió que existe «confrontación y tensión» en este tú a tú entre lo confesional y lo estatal.
Por otro lado, al abordar la cuestión migratoria en el coloquio, el presidente catalán aseguró que «acoger e integrar a los que vienen no solo no pone en riesgo nuestra identidad sino que la enriquece». Argüello sintonizó remarcando «la radical dignidad y el bien común» como ejes de la Doctrina Social que recoge «la acogida de los que vienen, junto a la promoción y la integración, al igual que reconocer el derecho de no salir de su propia patria y el compromiso de combatir las mafias que trafican con la sangre de las personas».
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