El pontificado de Francisco
Francisco, el aliento del enfermo
Siguiendo los pasos de San Francisco de Asís y de San Damián de Molokai, quienes abrazaron y convivieron con los leprosos, el Papa Francisco también se vuelca con los enfermos. Considera a los más débiles y vulnerables las «obras maestras de la creación de Dios», como él mismo escribió en el mensaje que le envió el pasado julio a los católicos británicos que celebraban una jornada contra el aborto y la eutanasia.
Ayer mostró de forma incontestable este amor radical por los que sufren una enfermedad tras la tradicional audiencia general de los miércoles. Mientras recorría la plaza de San Pedro del Vaticano para saludar a los más de 50.000 peregrinos que se congregaron, el Pontífice se detuvo para abrazar y besar a un hombre afectado de neurofibromatosis, un trastorno genético que provoca tumores en la piel, problemas en el sistema nervioso y deformaciones en los huesos, entre otros males. En su grado más agudo, esta enfermedad deja a los que la sufren con una imagen exterior que provoca rechazo en la mayoría de las personas. Francisco ofreció un testimonio impactante con el cariño que dedicó a este enfermo. Las imágenes que recogieron el abrazo entre ambos dieron de inmediato la vuelta al mundo, provocando una cascada de reacciones de admiración hacia el Papa.
Ese fue el mensaje más poderoso que dejó una audiencia general en la que Francisco había conseguido poner a rezar a la multitud por la salud de una niña italiana de 18 meses, llamada Noemí, que sufre una atrofia muscular degenerativa. «Antes de venir he encontrado a una niña con una enfermedad gravísima. Sus padres rezan y le piden al Señor por la salud de esta hermosa niña. Sonreía, pobrecilla. Hagamos un acto de amor. Nosotros no la conocemos, pero es una niña bautizada, es una de nosotros, es una cristiana. Hagamos un acto de amor por ella y, en silencio, pidamos al Señor que la ayude en este momento y le dé salud», pidió el Papa, quien al término del momento de oración, dijo: «Gracias por este acto de caridad».
Durante su catequesis destacó el significado de los sacramentos, en particular el bautismo, la primera comunión y la confirmación, que deben ser recibidos cuando antes. «Es importante que los niños sean bautizados pronto. Es importante que se confirmen». El motivo es que a través de ellos se hace presente Jesucristo, «que nos ayuda». También se refirió el Papa al sacramento de la reconciliación. Animó a que los católicos se confiesen y a que no tengan miedo de que el sacerdote les castigue. «¿Sabes a quién encontrarás en el sacramento de la reconciliación? A Jesús, Jesús que te perdona».
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