Roma

«Gracias por haber llevado conmigo el peso del ministerio petrino»

La Razón
La RazónLa Razón

Benedicto XVI dio las gracias ayer, en su primera aparición pública tras la semana de ejercicios espirituales, a los miembros de la curia que lo han acompañado estos días y al cardenal Gianfranco Ravasi, predicador de los ejercicios. Asimismo, el Santo Padre confesó que permanecerá en «cercanía espiritual» con ellos a la conclusión de su Papado, a la vez que alertó a los cardenales sobre «el mal, el sufrimiento y la corrupción de este mundo».

«Al final, queridos amigos me gustaría daros las gracias a todos, y no sólo por esta semana, sino por estos ocho años, en que habéis llevado conmigo, con gran competencia, afecto, amor y fe, el peso del ministerio petrino», subrayó el Sumo Pontífice. Por otro lado, Benedicto XVI comentó que «os sigo estando grato y aunque ahora termina la comunión exterior y visible, permanece la cercanía espiritual».

A su vez, el Papa lamentó que el bien del mundo «es contradicho permanentemente por el mal, el sufrimiento y la corrupción». Así, el Santo Padre destacó que «casi parece que el diablo quisiera ensuciar permanentemente a la creación, para contradecir a Dios y hacer irreconocible su verdad».

El Pontífice señaló a los cardenales que «creer no es otra cosa que, en la oscuridad del mundo, tocar la mano de Dios, y así, en silencio, escuchar la palabra y percibir el amor». Benedicto XVI recordó la labor del cardenal Ravasi al frente de la Iglesia y manifestó su deseo de «hacer otras caminatas en este universo misterioso de la fe, para ser cada vez más capaces de rezar, proclamar, anunciar y ser testigos de la verdad, que es bella y que es amor».

Por su parte, la ciudad de Roma vive hoy la celebración del último Ángelus de Benedicto XVI como Pontífice antes de que abandone la Silla de Pedro el próximo 28 de febrero, un acontecimiento multitudinario pese al mal tiempo.

El Sumo Pontífice se asoma hoy por última vez a la ventana de su apartamento en el Palacio Pontificio, desde donde cada domingo de estos últimos ocho años viene dirigiéndose a los fieles y peregrinos. Éste será el último domingo en el que el Papa bendiga a los congregados en San Pedro, invite a la oración, pronuncie su reflexión dominical sobre el Evangelio y salude en al menos ocho lenguas a los fieles llegados a la Santa Cede.

La basílica de San Pedro del Vaticano es hoy el centro de todas las miradas. El Ángelus, rezado por un Papa dimisionario, ha llevado a las autoridades romanas a reforzar las medidas de seguridad en vista de la masiva afluencia de peregrinos.