Francisco, nuevo Papa

Guillermo Ortiz: «Bergoglio daba de comer a los ''chanchos'' mientras nos daba consejos espirituales»

Amigo del papa y alumno en el seminario

Guillermo Ortiz: «Bergoglio daba de comer a los ''chanchos'' mientras nos daba consejos espirituales»
Guillermo Ortiz: «Bergoglio daba de comer a los ''chanchos'' mientras nos daba consejos espirituales»larazon

Guillermo Ortiz estaba pegado a su micro en los estudios de Radio Vaticana retransmitiendo el devenir del Cónclave para los oyentes en lengua española. En la tarde de la cuarta y quinta votación, a las 19:06, informó en directo de la fumata blanca. Le faltaba poco más de una hora para vivir un momento de esos que se graban a fuego: escuchar al cardenal protodiácono Jean-Louis Tauran pronunciar el nombre de Jorge Mario Bergoglio. «Me quedé helado. No podía seguir hablando y tuvieron que sustituirme», recuerda todavía casi con lágrimas en los ojos. Para el orbe católico había un nuevo Papa, pero, para Guillermo Ortiz, era el padre Bergoglio: el superior de los jesuitas que le recibió en la orden cuando era casi un niño y su confesor, director espiritual y amigo. Este sacerdote conoce desde 1974 al papa Francisco, fecha en la que pidió ingresar en la Compañía de Jesús cuando Bergoglio era el superior provincial. Codo con codo trabajó once años con el Papa jesuita en las villas miseria, donde viven los más pobres de entre los pobres bonaerenses. «Nos insistía en que no tenemos que ser cristianos de sacristía», comenta para subrayar que «entre él y el pueblo no hay ni una sola barrera». Guillermo rememora aquel tiempo de formación y labor apostólica compartido con el ahora Pontífice, una época en la que el padre Bergoglio daba de comer a los «chanchos» (los cerdos), o tendía la ropa mientras ofrecía consejos espirituales. «Los días que él no nos acompañaba a predicar, nos preparaba la comida para todos: para nosotros, los sacerdotes, y para los chicos que traíamos hambrientos de la calle», dice Guillermo. Pero lejos de distraerse en los asuntos del «mundo», el Papa es una persona que se toma su tiempo en atender a los demás: «Él te tiene en cuenta, te contempla y te habla. Llama la atención su manera de tratar a la gente y ya lo estamos viendo» –comenta Ortiz–. «Y, sobre todo, es un hombre de oración. Se levantaba a las cuatro de la mañana para rezar», remarca. «Del trato personal me queda que es un hombre de Dios que transparenta a Jesucristo. Y siempre en servicio. Cuando algo se cae al suelo, es el primero que se agacha a recogerlo para que el otro no tenga que hacerlo».

Impactado todavía por la designación de su paisano y amigo, Guillermo opina que la elección de un Papa argentino supone que ha llegado la hora de que «la vieja Europa se deje acariciar por el Evangelio de la mano de Latinoamérica, de la mano del Papa Francisco».