La renuncia de Benedicto XVI

Hans Zollner: «El Papa ha sido el primero en afrontar los abusos»

«No podemos tolerar estos crímenes en la Iglesia, tenemos que hacer todo lo posible para que se haga justicia con las víctimas y parar a los abusadores»

La Plaza de San Pedro, ayer, preparada para la despedida de Benedicto XVI, que tendrá lugar el próximo miércoles
La Plaza de San Pedro, ayer, preparada para la despedida de Benedicto XVI, que tendrá lugar el próximo miércoleslarazon

Incluso los más duros críticos de Benedicto XVI le reconocen un mérito: gracias a él la Iglesia ha afrontado con humildad y valentía la cuestión de los abusos sexuales a menores cometidos por eclesiásticos. El jesuita Hans Zollner fue el organizador del simposio celebrado el año pasado en Roma en el que representantes de las conferencias episcopales de 110 países y más de 30 superiores de congregaciones religiosas abordaron este problema y pusieron las bases para mejorar su tratamiento y evitar que se repita.

–¿Cómo valora el trabajo de Benedicto XVI para afrontar este tema?

–Según lo que sé personalmente, Benedicto XVI cuando era prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe fue la primera persona, y la más determinada, que afrontó lo que él llamó la «herida abierta» en el cuerpo de la Iglesia, es decir, los abusos sexuales a menores cometidos por clérigos. Tras enterarse de unos cuantos casos y conocer la intensidad de las heridas inflingidas a las víctimas, fue consciente de lo que algunos sacerdotes habían hecho a menores y a adultos vulnerables. Esto provocó que estuviera cada vez más convencido de que había que afrontar esta cuestión y que había que hacerlo desde varios niveles: el canónico, el eclesial y el personal. Es el primer Papa que se ha reunido y ha escuchado a las víctimas, a las que ha pedido perdón, y que ha escrito sobre este problema tanto en la carta a los obispos irlandeses como en el libro «Luz del mundo».

–¿Cómo valora el trabajo de Charles Scicluna como fiscal de la Congregación para la Doctrina de la Fe, encargado de los casos de abusos? ¿Habrá cambios en el tratamiento de este problema con su sucesor, Robert Oliver?

–Un paso muy importante a la hora de tratar el escándalo de los abusos fue concentrar todo el procedimiento legal y administrativo en la Congregación para la Doctrina de la Fe. Otro paso fue nombrar promotor de Justicia a una persona tan inteligente, práctica y entregada como monseñor Scicluna. Ahora el Papa ha nombrado al padre Robert Oliver, de Estados Unidos, quien muestra resolución para seguir adelante: hacer justicia con las víctimas, hacer que los abusadores dentro de la Iglesia se comporten de forma responsable, y llevar a cabo todo lo que haga falta para promover la prevención.

–¿Cómo era antes la situación y cómo es hoy? ¿Saben ahora todos los obispos cómo afrontar este problema si se produce en su diócesis?

–Muchas personas en la Iglesia y en la sociedad han aprendido mucho en los últimos diez años sobre cómo desarrollar protocolos y sistemas para garantizar la seguridad de los niños. Están siguiendo el buen camino, aunque aún queda mucho por hacer. A Benedicto XVI habría que darle el crédito de haber tomado los primeros pasos importantes institucionales por parte de la Iglesia.

–¿Ha habido un cambio cultural y de mentalidad frente a este problema?

–Sí, creo que ha sido así. Déjeme que le dé un ejemplo. Hace dos semanas estaba en Polonia dando varias conferencias a psicólogos. Una semana antes de que llegase, un periodista holandés que vive allí publicó un libro en el que presenta 12 entrevistas a víctimas de abusos del clero polaco. Uno de mis hermanos jesuitas de aquel país dijo: «Tienes razón. Nunca creí que esto pasaba en Polonia, porque si hubiera sucedido los comunistas lo habrían utilizado contra nosotros. Ahora veo que es verdad». Es sorprendente que esté ocurriendo esto en Polonia y en otros lugares de la Europa central y oriental, donde hay un clima eclesial muy conservador, y donde la gente no se podía creer que sucedieran esas cosas por sus circunstancias únicas. Lo mismo está pasando en América Latina y en muchos países de Asia. Han entendido el punto importante, y esto me dice que hemos dado un gran paso adelante.

–¿Qué impacto tuvo el simposio sobre los abusos organizado en la universidad Gregoriana hace un año?

–Tuvimos un enorme apoyo para el simposio de los más importantes dicasterios de la Curia romana: Doctrina de la Fe, Propaganda Fide, Obispos, Educación y la Secretaría de Estado. Esta última escribió una carta a los participantes con una cita del Papa. Si entiendes como funciona Roma, sabes que todo esto no habría podido ser posible sin que hubiera plácet desde arriba. El mayor fruto fue que, alrededor del mundo, los líderes religiosos de diversos niveles y los creyentes han llegado a un mayor nivel de conciencia y sensibilidad sobre este tema. Hay una convicción creciente de que no podemos tolerar los abusos en la Iglesia, de que tenemos que hacer todo lo posible para que se haga justicia con las víctimas, para parar a los abusadores y llevarlos a la Justicia y de que hay que hacer todo lo posible para prevenir estos crímenes.

–¿Qué frutos ha logrado el centro para la protección de los niños presentado en el simposio?

–Tenemos fondos para tres años, por lo que podremos averiguar si esta plataforma puede funcionar con distintos idiomas, culturas y continentes. Los comentarios iniciales son muy buenos.

Perfil

Un jesuita que cura las heridas abiertas

El jesuita alemán Hans Zollner es vicerrector de la Universidad Pontificia Gregoriana y coautor del libro «Iglesia y pedofilia: una herida abierta», el texto de referencia sobre el cambio de tratamiento de este problema gracias al empeño de Benedicto XVI. Zollner es además responsable del centro para la protección de menores creado tras el convenio sobre los abusos en la Gregoriana, que tiene como objetivo la enseñanza por internet a los sacerdotes, religiosos y educadores que quieran profundizar sobre esta cuestión.

La colaboración del cardenal de Nueva York

Timothy Dolan, cardenal arzobispo de Nueva York y presidente de la Conferencia Episcopal de EE UU, respondió ayer a las preguntas de los abogados sobre los casos de abusos sexuales por parte de sacerdotes de Milwaukee. Los excesos a menores se produjeron mientras él pastoreaba la diócesis estadounidense. «El cardenal Dolan tuvo la oportunidad esperada de hablar sobre la decisión, que tomó hace nueve años en Milwaukee, de publicar los nombres de los sacerdotes que habían abusado de niños y sobre cómo respondió a la tragedia de abusos sexuales a menores durante el tiempo que fue arzobispo de la ciudad», afirmó ayer el portavoz de la archidiócesis de Nueva York, Joseph Zwilling. El portavoz añadió que Dolan estaba «impaciente» por cooperar desde hacía dos años y «hablar sobre el buen trabajo que está teniendo lugar para asegurar la protección de los niños y la atención pastoral a las víctimas».