Iglesia Católica

La meditación zen no puede «suplantar» la oración cristiana

Publican un documento para «ayudar a discernir qué elementos de otras religiones pueden ser integrados y cuáles no» para orar.

El Papa Francisco, en el encuentro que mantuvo con varios monjes budistas en Sri Lanka en enero de 2015
El Papa Francisco, en el encuentro que mantuvo con varios monjes budistas en Sri Lanka en enero de 2015larazon

Publican un documento para «ayudar a discernir qué elementos de otras religiones pueden ser integrados y cuáles no» para orar.

Los obispos españoles han dado un toque de atención: las prácticas de meditación como el «mindfulness» o la meditación zen son incompatibles con la fe cristiana. En un documento redactado por la Comisión para la Doctrina de la Fe, «Mi alma tiene sed de Dios, de Dios vivo» y hecho público ayer, acusan a estas prácticas tan en auge en las sociedades occidentales de «suplantar» la auténtica oración cristiana.

En un largo texto de difícil comprensión para el católico de a pie, reconocen que el actual ritmo de vida «marcado por la competitividad y el consumismo» está provocando que muchos busquen «serenidad y paz interior» recurriendo a «técnicas y métodos de meditación y de oración que tienen su origen en tradiciones religiosas ajenas al cristianismo». Esto lleva en algunos casos, advierten los prelados, «al abandono efectivo de la fe católica» y, en otros, a la «incorporación de estos métodos como complemento a la propia fe para lograr una vivencia más intensa de la misma».

En el momento actual, de secularización y laicismo, la Iglesia tiene el desafío de ser percibida «no solo como educadora moral, sino, ante todo, como maestra de espiritualidad». Por eso, la Comisión ha elaborado esta hoja de ruta con el propósito de «ofrecer criterios que ayuden a discernir qué elementos de otras tradiciones religiosas hoy en día muy difundidas pueden ser integrados en una praxis cristiana de la oración y cuáles no».

Estado de quietud

El deseo de encontrar paz interior, dice el documento, ha favorecido la difusión de la meditación inspirada en el budismo. Su meta, prosigue, es alcanzar un estado de quietud aceptando los acontecimientos como vienen y renunciando a cualquier compromiso de cambiar la realidad. «Por tanto, si con este método la la persona se conformara con una cierta serenidad interior y la confundiera con la paz que solo Dios puede dar» se convertiría en un «osbtáculo para la práctica de la oración cristiana». En este sentido, los obispos aclaran que solo se puede echar mano de esta meditación zen para «predisponer el cuerpo y el espíritu a la oración».

Los obispos españoles también han advertido del peligro de buscar la auténtica espiritualidad a través del pluralismo religioso. Ésto es «relativizando las características propias de cada religión y enriqueciéndose de las practicas y usos de todas ellas». Si se aplica este principio al cristianismo, apuntan, se «prescindiría de la representación trinitaria», lo que «no es compatible con la fe cristiana».

Por todo ello, la Comisión para la Doctrina de la Fe exhorta a sacerdotes, consagrados, catequistas, grupos parroquiales y a los responsables de la pastoral de centros educativos a «no dejarse arrastrarpor doctrinas complicadas y extrañas» que «llevan a la pérdida de la sencillez evangélica» que es, precisamente, la «característica fundamental de la oración cristiana».