Río de Janeiro
Lluis Martínez Sistach: «Francisco les está diciendo a los jóvenes verdades como puños»
CARDENAL ARZOBISPO DE BARCELONA
Poco antes de comenzar una catquesis para jóvenes de toda América Latina, el cardenal Martínez Sistach, explica a LA RAZÓN cómo está viviendo la primera Jornada Mundial de la Juventud del Papa Francisco, unos días en los que apenas hay tiempo para el descanso. «¡Por fin estamos viendo el sol! No lo habíamos visto desde que llegamos», asegura.
–¿Cómo están reaccionando los jóvenes en las catequesis?
–Participan mucho escuchando, con mucha atención e interiorizando lo que van diciendo. También intervienen con sus aplausos y tomando la palabra en la ronda de preguntas. También he notado mucha participación en la eucaristía, la están viviendo con gran intensidad, implicándose. Además, por primera vez se están retransmitiendo por internet en directo para todo el mundo, por lo que lo están siguiendo los jóvenes en sus países de origen.
–¿Cómo ha vivido con los chavales de su diócesis estos días de encuentro?
–Los jóvenes tienen interés por seguir a Jesucristo. Son días de emoción, de fraternidad, de celebración de la fe. No son días de turismo, sino de peregrinación. Los jóvenes se levantan muy temprano, han hecho muchos kilómetros, se han mojado, han colaborado... Y todo, para escuchar a Jesús. Abren su corazón para que el Señor les diga algo y Él siempre tiene algo que contarles a cada uno.
–En estos días en Brasil, ¿qué está aprendiendo de la Iglesia en América Latina?
–Aprendemos mucho de su alegría. Hay gente con muchas necesidades en lo material y económico y, sin embargo, viven con un gran gozo, esperanza e ilusión de vivir. También tenemos que fijarnos en la intensidad con la que transmiten a Jesucristo y el interés por el que tienen con él, como pusieron de manifiesto en el primer acto con el Papa en Copacabana.
–¿Qué nota le pondría al Papa Francisco en su primera JMJ?
–Le pondría un 10 en su bautizo en las Jornadas de la Juventud. Cae muy bien siempre, en Copacabana entró en el corazón de los jovenes gracias a una expresiones directas. Es como es y habla como habla, con mucha naturalidad, algo que le llega a la gente y que valoran mucho. Su sencillez da fruto además a muchos titulares, frases que no se olvidan, que se comprenden. Sólo hay que ver cómo les invitó a que pusieran a Jesús en su vida, invitándoles a participar en a transformar este mundo y cambiar las estructuras. En definitiva, dice verdades como puños.
–En su encuentro con los peregrinos argentinos que están estos días en Río de Janeiro les dijo textualmente: «Quiero lío en las diócesis». ¿Está preparado el cardenal Martínez Sistach a que sus jóvenes pongan patas arriba Barcelona?
–Estoy preparado y deseo que se realice. Este «lío» es el que nos trae el Señor Jesús, que quiere transformar muchas cosas en este mundo. Yo les he dicho estos días en las catequesis que la Iglesia tiene que llevar a cabo las obras de misericordia y espirituales para que en este mundo haya una mesa en la que todo el mundo pueda sentarse y tenga alimento. Pero también hemos de anunciar a Jesucristo, porque no sólo vivimos de pan. Este «lío» que dice el Papa es esa revolución de la fe a la que también alude. Es una hoja de ruta para evitar, por ejemplo, casos de corrupción como los que se dan en nuestro país y en otros lugares del mundo. Si uno vive desde la fe, esto es, si el corazón del hombre y de la mujer es limpio, no habrá corrupción. De lo contrario, hecha la ley, hecha la trampa. Lo importante es convertir el corazón.
–También se lamentó de los obispos «tristes»...
–Yo intento no estar triste, y por eso intento estar en todas las Jornadas Mundiales de la Juventud, que me contagian de alegría. Ves a estos jóvenes cansandos, pero edificando una Iglesia que es joven. Hay que tener en cuenta que estas mareas que vemos en Río de Janeiro son sólo una pequeñísima parte de los católicos del mundo, que no se han podido acercar. Esto nos anima a seguir adelante. El Papa nos dijo que él había viajado también hasta aquí para no caer en la tristeza.
–Nos encontramos en el marco de un encuentro de jóvenes, pero el Santo Padre ha puesto en valor en varios momentos a la vejez.
–La juventud sola no lo puede hacer todo. Es necesario completarlo con la sabiduría, la sensatez y la experiencia de los años. La vejez da un equilibrio y una madurez que necesitan los jóvenes. A veces, en nuestra iglesias el párroco es mayor. Hay que valorar la prudencia que aporta él junto con el impulso que da el sacerdote coadjuntor. En los scouts, por ejemplo, los más mayores dan una continuidad que pueden no tener los recién llegados.
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