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Ecuador

Los niños

Axel ha aprendido a andar y hablar en el hogar dek oadre DOñoro
Axel ha aprendido a andar y hablar en el hogar dek oadre DOñorolarazon

Fabricio

Vivía en la calle desde su nacimiento. Su familia no lo quería, pues fue el resultado de un embarazo no deseado. Esto decían sus allegados: “Llévenselo, pero para siempre, no habla, no sirve para nada. No ve, es gringo, a saber con quién lo tuvo ésta. Es un animal, no sé cuántos años tiene, nació cuando floreció el mango”. El padre Doñoro no se lo podía creer y se preguntaba cómo era posible sentir tanto odio por un niño de cinco años. Un pequeño que no hablaba porque nadie le había enseñado, que no andaba porque tenía la cadera dislocada, y mantenía la mirada perdida. Un muerto en vida. Le hicimos los papeles, le curamos y hemos conseguido que se socialice. “Fue todo un reto: un animalito se ha convertido en un niño. Ahora tenemos que ir sanando, poco a poco, las heridas con su familia”.

Axel

Así cuenta el propio Doñoro la historia de este pequeño: “Aunque la decisión estaba tomada, pregunté uno a uno si aceptaban tener un niño con discapacidad psíquica en el Hogar Nazaret. A pesar de exagerar en el trabajo añadido que tendrían que asumir, todos aceptaron. Y llegó Axel gritando, retorciendo manos, brazos y piernas. No se amedrentaron, le acogieron con entusiasmo.

Ellos le han enseñado a andar, y casi camina con normalidad. Cada vez pronuncia mejor y escribe su nombre. El objetivo es que sea lo más independiente posible.

María

Es la niña que con cuatro meses “hizo temblar de miedo” al misionero español. Cómo la criaría, tan pequeña y enferma. “Pero el Hogar Nazaret no lo regento yo, sino Dios y se las arregló para que creciera y se convirtiera en una princesa. Dos años después, su madre, que supuestamente había superado sus problemas, se la llevo”, narra. Lo recuerda como algo “doloroso”, incluso llegó a derramar lágrimas. Quería volver a verla, aunque fuera una hora dentro de diez o quince años. Fue en Ecuador, donde recibía un premio, cuando le llegó la noticia: la princesa había vuelto. “Así es Dios. Había pedido una hora y dentro de muchos años, Él me la traía a casa justo en ese momento y para siempre”.