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Roma

Los obispos españoles visitarán al Papa desde el 24 de febrero al 8 de marzo

Los obispos españoles realizarán la tradicional visita "Ad limina apostolorum", que están obligados a realizar al papa todos los prelados del mundo cada cinco años, aunque en esta ocasión se hará a los ocho años, desde el 24 de febrero al 8 de marzo.

Los prelados viajarán en dos grupos agrupados por provincias eclesiásticas, el primero del 24 de febrero al 1 de marzo y el segundo del 3 al 8 de marzo.

La última visita "Ad limina apostolorum"-sepulcro de los apóstoles- de los obispos españoles fue la realizada entre enero y marzo de 2005 al papa Juan Pablo II.

Tras la última reunión de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal, celebrada la semana pasada, el secretario general y portavoz, José María Gil Tamayo, ofreció detalles de esta visita al Vaticano, que será el primer encuentro con el papa Francisco de la cúpula de la Iglesia española.

"Los obispos del mundo deben visitar al papa como cabeza del colegio episcopal para hablar de la situación de la iglesia en sus respectivas diócesis", explicó Gil Tamayo, en un "encuentro fraterno"con el papa "de manera directa y afectiva".

Antes de este encuentro, se remitirá un informe elaborado por las distintas diócesis "sobre la situación y la vitalidad de la iglesia, y su inserción en el ámbito civil".

A partir del próximo día 24, los obispos en grupos de entre 10 y 12 personas, mantendrán audiencias con el papa sin tiempo limitado a las 10.30 horas de los días de entre semana, excepto los martes y miércoles.

Todos ellos coincidirán el 3 de marzo, ya que se celebrará un encuentro conjunto con el pontífice al mediodía.

"Allí habrá un discurso del presidente de la CEE, el cardenal Antonio María Rouco", señaló Gil Tamayo, y posteriormente "una comida fraterna de todos los obispos españoles de la conferencia episcopal y de los que viven en Roma, en el Pontificio Colegio Español de San José".

Cada obispo presentará brevemente un informe sobre el estado de la diócesis, respondiendo a las preguntas que el santo padre pudiera formularles, además de entrevistarse con los responsables de los diversos dicasterios de la Curia Romana.

Los orígenes históricos de la Visita ad Limina datan del siglo IV, aunque fue el papa Sixto V en 1585 quien la institucionalizó y dispuso de modo más sistemático.

Según el código de Derecho Canónico, los obispos diocesanos deben visitar las tumbas de los apóstoles, encontrarse con el sucesor de Pedro y presentar un informe o relación de sus respectivas diócesis cada cinco años, aproximadamente.

Su significado es el de visibilizar la unidad y la comunión de los sucesores de los apóstoles con el sucesor de San Pedro y de las iglesias locales con la Iglesia primada de Roma.