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Miguel Rodríguez Arias: «Es un hombre de la talla de Mandela, Gandhi o Luther King... hará historia»
Entrevista a Miguel Rodríguez Arias. Autor de «Francisco de Buenos Aires»
Miguel Rodríguez Arias tiene el corazón dividido entre Argentina y España. Aunque nació al otro lado del Atlántico, tiene la nacionalidad española gracias a sus abuelos. Reconocido documentalista, Rodríguez Arias acaba de presentar en Argentina su nuevo trabajo «Francisco de Buenos Aires», que tuvo un gran éxito en Italia y que pronto llegará a España en formato DVD. Psicólogo, periodista, director de cine y productor de televisión, entre otras ocupaciones, recibió hace unos años el Premio Internacional de Periodismo Rey Juan Carlos.
–¿Por qué decidió acercarse a la figura de Bergoglio?
–Me interesan mucho todos los cambios que está realizando: la reforma del banco vaticano, la renovación de la curia, sus esfuerzos por la paz y por el diálogo entre religiones. Realmente, en Argentina no conocíamos quién era Bergoglio.
–¿Cuál fue su primera impresión al realizar esta investigación?
–Hay un notable cambio de carácter en Francisco. Aquí era un hombre hosco, no tenía la simpatía y la sonrisa tan a flor de labios que vemos ahora. El rabino Daniel Goldman, amigo del Papa, me dijo que lo que tenía era el gozo religioso de quien tiene la posibilidad de transformar el mundo. El Papa deja mal parados a muchos líderes, que sólo exhiben riqueza y poder. Lo que ostenta el Papa Bergoglio es coherencia entre lo que dice y lo que hace.
–Hay una línea de continuidad entre Bergoglio y Francisco, ¿no?
–Es una línea coherente. Cuando ya estaba a punto de retirarse, de ir a vivir con monjes de entre 75 y 85 años, se le da la posibilidad de llevar a la práctica todo lo que en su vida quiso hacer. Estamos ante un hombre de la talla de Mandela, Gandhi o Luther King, un hombre que hará historia. Pensar que lo teníamos acá a unas manzanas y no lo conocíamos...
–¿Intuye cuál puede ser la causa de este desconocimiento?
–Dos razones, fundamentalmente. No se daba a conocer, porque pensaba que si publicitaba que iba a vistar las villas miseria se desvirtuaba la acción. La otra tiene que ver con que los medios, a los que interesaba enfrentar a Francisco con el Gobierno. Nosotros tenemos un archivo con imágenes y sonidos de Bergoglio por las plazas de Buenos Aires denunciando los talleres clandestinos o la trata de blancas. Teníamos una imagen distorsionada de él y yo me incluyo.
–Para conocerle mejor ha hablado incluso con su hermana. ¿Qué les dijo?
–Me contó el modo en que sus padres los educaban: los estimulaban para que leyeran, les llevaban habitualmente al cine, entonces estaba en auge el neorrealismo italiano, les explicaban que había una música para cada momento y les enseñaban valores. Todo eso lo está poniendo sobre la mesa hoy: anda con zapatos viejos, no hace ostentación, no se le ve en coches oficiales... Cuando entrevistamos a monseñor Viganó, director del Centro Televisivo Vaticano, le preguntamos las diferencias entre los últimos papas y Francisco. Nos respondió con una frase hermosísima: «La gente venía a Roma a ver a Juan Pablo II; venía a Roma a escuchar a Benedicto XVI; y ahora viene a abrazar a Francisco».
–¿Con qué se queda de todo este trabajo?
–Las tres vertientes del Papa: su educación, su formación jesuítica y el conocimiento de la calle. Todo esto conforma lo que está mostrando Francisco, el padre Jorge. Para mí ha sido conmovedor. Me ha cambiado como persona y como documentalista.
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