La sucesión de Benedicto XVI
«No hay que apegarse al cargo como si fuera imprescindible»
Celso Norga, secretario para la congregación del clero
El arzobispo riojano Celso Morga es el secretario de la Congregación para el Clero, número dos por tanto del dicasterio vaticano que se encarga de los sacerdotes de todo el orbe católico, excepto de aquellos que se encuentran en tierras de misión.
El arzobispo riojano Celso Morga es el secretario de la Congregación para el Clero, número dos por tanto del dicasterio vaticano que se encarga de los sacerdotes de todo el orbe católico, excepto de aquellos que se encuentran en tierras de misión. Morga dice que la renuncia del Papa le ha dejado con «sensación de orfandad, como si te faltara el padre» y ve en la decisión de Benedicto XVI un gesto «de gran humildad» para todos, pero especialmente para «los obispos y los sacerdotes». Es un ejemplo a seguir por los presbíteros para que ejerzan su ministerio «con espíritu de servicio cristiano sin apegarse a los cargos como si fuéramos imprescindibles». Como otros miembros de la Curia romana, prefiere no entrar a valorar cómo debe ser el próximo obispo de Roma. «Quiero limitarme a rezar», dice. Morga fue uno de los muchos prelados que ayer no pudieron contener las lágrimas al final de la misa presidida por el Papa en la basílica de San Pedro, la última Eucaristía pública de su pontificado.
–¿Qué valoración hace de la renuncia de Benedicto XVI?
–Estoy viviendo estos momentos con la sensación de horfandad, como si te faltara el padre. El cardenal Antonio María Rouco Varela, arzobispo de Madrid, dijo lo mismo el lunes. Pienso que es así porque la Iglesia es una familia y el Papa es verdaderamente el Santo Padre. La valoración que hago de la renuncia intento que sea a la luz de la fe. El Santo Padre tiene una especial asistencia del Espíritu Santo y si ha decidido que deja el ministerio como obispo de Roma y sucesor de Pedro por motivos de edad y de salud quiere decir que será para mayor bien de la Iglesia y del mundo.
–¿Por qué se había casi olvidado en la tradición cristiana la posibilidad de renunciar al pontificado?
–Ciertamente es una novedad en los tiempos modernos, aunque sabemos que el Código de Derecho Canónico la prevé. Hemos asistido durante estos últimos siglos a Papas que morían como Papas por un sentido de profunda responsabilidad hacia la Iglesia. Con el mismo sentido de responsabilidad, Benedicto XVI ha decidido, por el bien de la Iglesia, renunciar. Pienso que sólo cabe aceptarlo con fe, sabiendo que «el futuro es de Dios», como ha dicho el mismo Santo Padre hace pocos días en el Seminario Romano hablando a los seminaristas de Roma.
–¿Qué ejemplo supone la renuncia para todos los sacerdotes?
–Pienso que supone de parte del Papa una gran humildad. Es un ejemplo para todos, sobre todo para los obispos y los sacerdotes, para ejercer el ministerio con espíritu de servicio cristiano sin apegarse a los cargos como si fuéramos imprescindibles. A la vez es un ejemplo de fe. El Santo Padre sabe que la Iglesia está en manos de Jesucristo, Supremo Pastor. El mismo Santo Padre había convocado este Año de la Fe pocos meses antes de hacer pública su renuncia.
–¿Qué destacaría del pontificado de Benedicto XVI?
–Destacaría la gran riqueza doctrinal: la exposición clara y profunda del mensaje cristiano. Aparte de ello, su fe, su humildad, su serenidad... Yo personalmente le quedaré siempre agradecido porque él me ordenó como obispo el 5 de febrero de 2011, en la Basílica de San Pedro.
–¿Qué características debería, en su opinión, reunir el próximo Papa? ¿Podría no ser europeo?
–En este momento no me atrevo a hacer previsiones. Quiero limitarme a rezar.
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