
Santoral
¿Qué santo se celebra hoy, 11 de agosto? Esto es lo que debes saber del santoral de la Iglesia Católica
En el día de hoy se conmemoran las figuras de Santa Clara de Asís y Santa Susana de Roma

El santoral, también conocido como calendario litúrgico, es un libro religioso que contiene la lista de los santos reconocidos por la Iglesia Católica y que se celebra cada día del año. Más allá de una simple lista de nombres, el santoral representa un viaje fascinante a través de la fe, la historia y la cultura cristiana.
¿Qué santos se celebran hoy lunes 11 de agosto?
- San Gaugerico de Cambrai, obispo: Pastor de Cambrai en Austrasia, famoso por su piedad y caridad hacia los pobres. Ordenado diácono por Magnerico de Tréveris, fue obispo durante treinta y nueve años, dejando un legado de servicio y generosidad cristiana.
- San Equicio de Valeria, abad: Abad italiano de profunda santidad, fundador y guía de numerosos monasterios. Admirado por san Gregorio Magno, difundía las Sagradas Escrituras en cada lugar que visitaba, convirtiéndose en ejemplo de enseñanza y fervor monástico antes del año 571.
- San Alejandro Carbonero, obispo: Filósofo convertido en obispo de Comana por san Gregorio Taumaturgo. Destacó por su humildad cristiana y su predicación. En el siglo III sufrió martirio por el fuego, sellando con su vida el testimonio de su fe.
- Santa Atracta, abadesa: Religiosa irlandesa del siglo V, que, según la tradición, recibió el velo de manos de san Patricio. Abadesa ejemplar, dedicó su vida a la oración y al servicio, dejando huella en la vida monástica femenina en Irlanda.
Santa Susana de Roma: vida y martirio
Cada 11 de agosto la Iglesia honra a Santa Susana de Roma, mártir del siglo III cuyo testimonio une nobleza, fe y valentía. Nacida probablemente en Dalmacia, pertenecía a una influyente familia emparentada con el emperador Diocleciano. Era hija del presbítero Gabinio y sobrina de Cayo, papa entre los años 283 y 296.
De gran cultura y belleza, Susana decidió consagrar su vida a Dios, prometiendo guardar la virginidad. Su determinación se puso a prueba cuando Diocleciano quiso casarla con su hijo adoptivo, Galerio Maximiano. Ella rechazó la propuesta, lo que inspiró la conversión de sus tíos Claudio y Máximo, funcionarios imperiales que, junto a sus familias, abrazaron el cristianismo y repartieron sus bienes a los pobres.
El emperador, furioso al conocer el rechazo y las conversiones, mandó arrestarlos. Ninguno renunció a la fe: Claudio y Máximo fueron quemados vivos, Gabinio sufrió torturas y Susana fue decapitada en su casa el 11 de agosto del año 294. La emperatriz Serena, cristiana en secreto, recogió su sangre como reliquia y organizó sus exequias.
Su tío, el papa Cayo, celebró misa en el lugar del martirio y estableció su veneración en la misma habitación. Sobre ese sitio se construyó una iglesia conocida en el siglo IV como ad duas domos, hoy la Iglesia de Santa Susana en las Termas de Diocleciano, donde reposan sus reliquias.
Santa Susana sigue siendo modelo de pureza y firmeza en la fe, recordando que la fidelidad a Cristo puede exigir el mayor de los sacrificios.
Santa Clara de Asís: vida y legado
Santa Clara de Asís (1194–1253) nació en una familia acomodada de Asís, hija del conde Favorino Scifi y de Beata Ortolana. Desde niña destacó por su inclinación a la oración y mortificación. A los 18 años, abandonó su vida noble durante el Domingo de Ramos (1212), vistiendo una túnica humilde y entregando su virginidad a Dios en la capilla de la Porciúncula.
Su decisión impactó a su familia: sus tíos y su hermana Inés terminaron abrazando la fe cristiana. Clara fue trasladada a monacatos benedictinos y, finalmente, se retiró a San Damián. Allí fundó junto con sus primeras compañeras la orden de las Damas Pobres, o Clarisas.
Aunque fue redactada una regla basada en los principios benedictinos en 1219, Clara defendió con firmeza la pobreza radical exigida por San Francisco, rechazando cualquier reforma que implicara posesiones. Su inquebrantable convicción llevó al papa Gregorio IX a concederle en 1228 el Privilegio de Pobrezas, salvaguardando su proyecto espiritual. El 9 de agosto de 1253, Inocencio IV confirmó la regla definitiva de la orden.
Clara fue abadesa de San Damián hasta su muerte en 1253. Su vida reflejó pobreza, humildad, fervor eucarístico y consagración al servicio divino. Durante una invasión, ahuyentó a los soldados con el Santísimo Sacramento. Al morir, tejió corporales para distribuirlos entre las iglesias y exhortó a sus monjas a mantener la pobreza evangélica.
Canonizada en 1255 por Alejandro IV, su cuerpo, hallado intacto en 1850, reposa hoy en la cripta de Santa Chiara en Asís. Su fiesta se celebra el 11 de agosto y su legado inspira devoción, pobreza auténtica y fidelidad al Evangelio.
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