Santoral

¿Qué santo se celebra hoy, 12 de septiembre? Esto es lo que debes saber del santoral de la Iglesia Católica

Hoy se conmemora la figura de Santa Dulce Nombre de María, también conocida como la Madre de Dios, figura central en el cristianismo

Santa Dulce Nombre de María
Santa Dulce Nombre de María.

El santoral, también conocido como calendario litúrgico, es un libro religioso que contiene la lista de los santos reconocidos por la Iglesia Católica y que se celebra cada día del año. Más allá de una simple lista de nombres, el santoral representa un viaje fascinante a través de la fe, la historia y la cultura cristiana.

Qué santos se celebran hoy jueves 12 de septiembre

  • San Guido de Anderlecht: Un santo belga del siglo XI, conocido por su humildad y sencillez. Fue sacristán y peregrino en Roma y Jerusalén. Es el patrono de los sacristanes y cocheros.
  • San Autberto de Avranches: Obispo de Avranches en el siglo VIII, conocido por haber fundado la famosa abadía de Mont Saint-Michel en Francia, tras haber recibido una visión del Arcángel San Miguel.
  • San Juan Crisóstomo: Uno de los Padres de la Iglesia y un destacado teólogo. Fue arzobispo de Constantinopla y es famoso por su elocuencia en la predicación (de ahí su sobrenombre "Crisóstomo", que significa "boca de oro").
  • Beato María Eufrasia Pelletier: Religiosa francesa del siglo XIX, fundadora de la Congregación de Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor, dedicada a ayudar a mujeres y niñas en situación de vulnerabilidad.
  • Beato Apolinar Franco García: Sacerdote y mártir español que fue ejecutado en Japón en el siglo XVII por su fe cristiana.

Santa Dulce Nombre de María: Vida y Pontificado

La Virgen María, también conocida como la Madre de Dios, es una figura central en el cristianismo. Según la tradición, nació en Nazaret, hija de San Joaquín y Santa Ana, y fue elegida por Dios para ser la madre de su Hijo, Jesucristo. María desempeñó un papel fundamental en la historia de la salvación, aceptando con humildad y fe la misión divina cuando el ángel Gabriel le anunció que concebiría al Salvador.

A lo largo de su vida, María mostró virtudes como la fe, la obediencia y el amor a Dios, acompañando a su Hijo en su ministerio, desde su nacimiento en Belén hasta su crucifixión en el Calvario. Tras la Ascensión de Cristo, los Apóstoles la veneraron como madre espiritual de la Iglesia.

El "pontificado" de María, en términos de su papel de mediadora e intercesora, continúa a lo largo de la historia de la Iglesia. Su nombre, María, ha sido considerado sagrado y poderoso, y es invocado por millones de fieles en busca de consuelo, protección y ayuda divina.

Canonización y Legado

Aunque la Virgen María no fue canonizada en el sentido formal (ya que vivió antes de que existiera el proceso de canonización en la Iglesia), ha sido venerada como santa desde los primeros días del cristianismo. Su legado es profundo e incalculable. A través de los siglos, María ha sido honrada con numerosas advocaciones y festividades, entre las cuales se encuentra la del Santo Nombre de María, que tiene lugar el 12 de septiembre.

Esta fiesta fue instituida formalmente por el Papa Inocencio XI en 1683, en agradecimiento por la victoria de las fuerzas cristianas en la Batalla de Viena contra el Imperio Otomano. La Iglesia atribuyó la victoria a la intercesión de la Virgen María. Desde entonces, la devoción al Santo Nombre de María se extendió por toda la Iglesia Católica, recordando el poder de su nombre y su papel como protectora del pueblo cristiano.

El legado de María es amplio: además de ser madre de Jesucristo, es vista como madre de la Iglesia y modelo de virtudes. Muchas congregaciones, santuarios y devociones se han establecido en su honor. Uno de sus títulos más significativos es Nuestra Señora, que refleja su cercanía a todos los creyentes.

Exilio y Muerte

En la tradición cristiana, la Virgen María no experimentó un "exilio" en el sentido literal, pero su vida estuvo marcada por la prueba y el sufrimiento. El exilio simbólico puede interpretarse en la huida a Egipto con José y Jesús para escapar de la persecución del rey Herodes, lo que es un signo de la constante protección divina sobre su familia.

En cuanto a la muerte de María, la creencia católica no se refiere a su fallecimiento de la manera habitual. La Iglesia sostiene el dogma de la Asunción de la Virgen María, que afirma que María fue llevada al cielo en cuerpo y alma al final de su vida terrenal. Según la tradición, no murió como los demás seres humanos, sino que Dios la exaltó de manera única debido a su papel como madre de Cristo.

Su "exilio final" puede verse como su partida de este mundo para entrar en la gloria celestial, donde sigue intercediendo por la humanidad. Esta creencia destaca su cercanía con Dios y su constante papel como protectora y guía para los cristianos en sus dificultades.