¿Qué santo se celebra hoy, jueves, 29 de junio? Todo lo que debes saber del santoral de hoy

El santoral católico es una lista de santos y beatos que la Iglesia Católica conmemora oficialmente en diferentes fechas a lo largo del año. Cada día del calendario litúrgico está vinculado a uno o varios santos, que son recordados en las misas y en las oraciones de los fieles. La tradición de celebrar el santoral se remonta a los primeros siglos del cristianismo, cuando se comenzaron a venerar a los mártires y otros personajes considerados ejemplares por su vida y su testimonio de fe.

En el santoral de hoy, 29 de junio, se conmemoran a varios santos y santas que han dejado una huella en la historia de la cristiandad, entre los que podemos destacar a San Casio, Santa Emma, San Siro y los apóstoles San Pedro y San Pablo. Desde LaRazón destacamos la vida y obra de los dos últimos:

¿Quiénes fueron San Pedro y San Pablo?

De acuerdo con lo expresado en Mateo 16,13-20, Jesucristo fundó su Iglesia y le concedió a su discípulo Pedro el honor de convertirse en el primer pontífice de la Iglesia primitiva. Esta es una de las verdades fundamentales y significativas sobre las cuales se estructuran las seguridades espirituales de los católicos.

Su nombre de pila fue era Simón, nació en Betsaida y vivió en Cafarnaún, donde se dedicaba a la pesca en el lago de Tiberíades. Después de conocer a Jesucristo, él y su hermano Andrés estuvieron presentes en varios de los eventos más significativos del Nuevo Testamento. Después de la resurrección de Cristo, los apóstoles se dispersaron por el mundo. Y en el caso concreto de Pedro, se dice en Hechos 9,32, que "andaba recorriendo todos los lugares". Aunque no se especifica con demasiada concreción qué localidades pudo visitar, aparte de Lida, Joppe y Cesárea. Se cree que Pedro se estableció en Roma junto con el también apóstol Pablo en torno al año 40 dC.

En cuanto a Pablo, también conocido nombre judío Saulo de Tarso, nació entre el año 5 y el año 10 en Tarso (en la actual Turquía), así que nunca llegó a conocer realmente a Jesucristo. De hecho, durante los primeros años de la Iglesia primitiva, Pablo fue uno de sus más fieros perseguidores. De hecho, llegó a presentarse ante las autoridades judías para solicitar que le permitan viajar a Damasco para "llevar atado a Jerusalén a cualquier hombre o mujer que perteneciera a Cristo" para que fueran castigados.

Sin embargo, en el camino a Damasco, un resplandor cayó del cielo y le arrojó al suelo. Después de oír la voz de Jesús diciéndole “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?”, este decidió su conversión, que aun a día de hoy es considerada milagrosa. Según lo afirmado por el Papa Benedicto XVI, "no fue simplemente una conversión, sino más bien una muerte y una resurrección para el mismo Pablo".

Después de aquello fundó varias comunidades cristianas en los centros urbanos más importantes del Imperio romano, como Antioquía, Corinto, Éfeso y Roma. Cuando Pablo y Pedro residían en la ciudad, ambos apóstoles fueron hechos prisioneros y condenados a muerte en el contexto de la persecución de Nerón. Ambos murieron el mismo día, aunque Pablo fue decapitado y Pedro fue crucificado boca abajo (como lo solicitó él mismo, porque no se sentía digno de morir del mismo modo que Jesús).

Según la tradición cristiana, el martirio de ambos ocurrió el mismo 29 de junio del año 67. Sobre sus tumbas actualmente se erigen y surgen las Basílicas de San Pedro y San Pablo.