La sucesión de Benedicto XVI

Rouco Varela: «Benedicto XVI nos ha enseñado a ser fieles a la verdad de la fe»

El cardenal arzobispo de Madrid presidió ayer una eucaristía de acción de gracias por el Papa

Misa de acción de gracias por el pontificado de Benedicto XVI
Misa de acción de gracias por el pontificado de Benedicto XVIlarazon

El cardenal arzobispo de Madrid presidió ayer una eucaristía de acción de gracias por el Papa

MADRID- «La sede y oficio de Sucesor de Pedro ha quedado vacante. Es una hora para la Iglesia extendida por todo el orbe verdaderamente excepcional». Con esas palabras comenzó el cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, la homilía de la misa de acción de gracias por el pontificado de Benedicto XVI celebrada ayer por la tarde en la catedral de la Almudena. Rouco Varela aseguró que «la Iglesia no es el resultado o producto de iniciativas humanas, ni se sostiene ni apoya en el poder del hombre, tampoco en su capacidad organizativa y ni siquiera en los sistemas jurídicos que pudiera diseñar según su propio arbitrio», sino que «el mundo interior en el que vive y del que vive» e incluso «su estructura externa» proceden «del Señor Jesucristo, su Cabeza y Pastor invisible: su divino Fundador».

El cardenal arzobispo de Madrid también dedicó unas palabras a la crisis en la que nos sumimos. «La luz del Evangelio nos infundirá al mirar al futuro de nuestros hijos, la clarividencia de la fe, la fuerza de la esperanza y el ardor del amor auténtico que tanto necesitamos para afrontar victoriosamente el reto de la crisis histórica ante la que nos encontramos. Una crisis de verdadera y fraterna humanidad: crisis del hombre que dio la espalda a Dios», afirmó.

«Gracias de corazón, querido Santo Padre Benedicto XVI, por haber sido Pastor y Maestro de la Salvación en Cristo. Estad seguro, nuestra oración os acompañará siempre». De esa forma agradeció Rouco Varela la labor del ya Papa emérito, del que también recordó los viajes a nuestro país, destacando la Jornada Mundial de la Juventud de 2011 en Madrid, calificándola así de «inolvidable».

El cardenal arzobispo de Madrid terminó su discurso invocando a la Virgen. «Confiemos nuestras plegarias al amor maternal, inmaculado y virginal de la Madre de la Iglesia. Ella quiera que los electores del nuevo Obispo de Roma y Pastor de la Iglesia Universal sigamos fielmente su inspiración», concluyó ante una numerosa presencia de fieles, procedentes de distintas partes del mundo, que abarrotaron los bancos del templo incluso antes de que comenzara la misa.