Antonio Cañizares
Santa Teresa, honoris causa
El cardenal Cañizares la propone como ejemplo en tiempos en los que «quieren sentenciar a Cristo y poner su Iglesia en el suelo»
La ciudad de Ávila y su Universidad Católica (UCAV) vivieron ayer un día muy especial. Una de sus mujeres ilustres recibió la mayor distinción universitaria a la que se puede aspirar, el doctorado honoris causa, el segundo, tras el recibido de la Universidad de Salamanca en 1922. Un reconocimiento a través del cual, según la rectora de la UCAV, María Rosario Sáez Yuguero, la Santa «otorga sus meritos y contribuye a enaltecer y honrar a nuestra universidad, que es su universidad». «Tener a Santa Teresa en nuestro claustro la compromete con la Universidad y con cada uno de nosotros a ser adalid y protectora de nuestros proyectos. Pero a su vez nos compromete a cada uno de nosotros a conocerla en sus obras y ser discípulos de tan gran maestra», agregó.
El acto solemne, enmarcado en el Congreso Interuniversitario «Santa Teresa de Jesús, Maestra de Vida», contó con la participación del cardenal arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez; el cardenal arzobispo emérito de Madrid, Antonio María Rouco Varela; el cardenal arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez Sistach; el obispo de Ávila y gran canciller de la UCAV, Jesús García Burillo; la presidenta del Consejo Directivo de la UCAV, Lydia Jiménez, así como rectores de varias universidades. La «laudatio» de Santa Teresa corrió a cargo del cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, quien puso en marcha la universidad cuando era obispo de Ávila y fue primer honoris causa, mientras que el padre general de los Carmelitas Descalzos, Saverio Cannistrà, pronunció un discurso de agradecimiento.
El cardenal Cañizares inició su intervención señalando que la investidura no fue «un mero homenaje, sino un acto obligado, porque Santa Teresa ha tenido y tiene mucho que ver con esta universidad. Ella inspiró su creación y de algún modo la pidió para su pueblo». «Gozo, alegría, acción de gracias, alabanza, son sentimientos que brotan de mi interior por las maravillas realizadas por Dios en ellas, en sus obras a partir del convento de san José», añadió. Dicho esto, definió a la Santa como «una suma de contemplación y acción difícilmente superable», sobre todo, añadió, si se tiene en cuenta la época en la que vivía y su condición de mujer. «Corrían tiempos recios, muy necesitados de una renovación y transformación profundas, y Dios la eligió para llevar a cabo la reforma del Carmelo. (...) La preocupación única y casi obsesiva de Teresa era servir a la Iglesia, poner un dique a la herejía y a la división en la Iglesia», dijo.
En este sentido, el purpurado valoró que hubiese propuesto «un nuevo estilo de ser carmelita en un mundo nuevo y la esencial manera de ser cristiano en todos los tiempos». Junto a esto, propuso «la verdadera ciencia», para lo que es necesario, como decía la santa andariega, «son menester amigos fuertes de Dios». «Dijo con elocuencia: “Estáse ardiendo el mundo, quieren tornar a sentenciar a Cristo, quieren poner su Iglesia en el suelo. No, no es tiempo de tratar con Dios asuntos de poca importancia”. ¿No nos resulta familiar, en la coyuntura que vivimos, una reflexión tan luminosa e interpelante, hecha hace más de cuatro siglos? Sí. Nos resulta familiar. Pareciera que está hablando de hoy mismo».
Como Santa Teresa, Cañizares pidió para hoy «amigos fuertes de Dios», pues «la renovación de la fe, la reforma del mundo y de las gentes que formamos la Iglesia pasa por una renovada amistad con Dios, por la fe, y la transmisión de esa fe para que florezca una humanidad nueva». En este sentido, la nueva doctora «ilumina hoy la urgente obra de nueva evangelización, que no podemos dejar para mañana, de la que no pueden estar ausentes las universidades católicas o de inspiración cristiana sin traicionar su vocación y su razón de ser en el mundo de nuestros días».
En este sentido, se reafirmó en la necesidad de seguir el ejemplo de Teresa y no arredrarse ante los «tiempos recios de hoy». «No puedo dejar de insistir en que en los tiempos que vivimos necesitamos volver a Santa Teresa de Jesús. Necesitamos escuchar las enseñanzas de esta maestra, aprender de ella, de su espiritualidad y escritos», concluyó.
La contestación a la Laudatio corrió a cargo de Saverio Cannistrà, que antes recogió el birrete laureado, excelencia de la dignidad doctoral, el diploma y la medalla, signos que se guardarán en los conventos teresianos de la Encarnación y San José en Ávila. Tras agradecer la distinción a Teresa de Jesús, el padre general de los Carmelitas Descalzos destacó de ella «la riqueza de su genio humano», que, en su opinión, «no reside en los beneficios de las gracias que Dios le concedió, sino en su capacidad de vivirlos desde la virtud de la empatía».
«Las virtudes teresianas son una escuela de vida, no sólo para las comunidades del Carmelo descalzo, sino para todos los creyentes y, por qué no, también para hombres y mujeres de buena voluntad que sepan acercarse a su palabra libres de prejuicios. Una escuela que hemos dado en llamar el humanismo teresiano», explicó. Cannistrà concluyó su intervención apuntando que Teresa «es un regalo que Dios ha puesto en nuestra vida» e invitando acercarse a ella, porque «su palabra nos seducirá por el realismo, la fuerza, la transparencia profunda y el encanto literario con el que nos habló de Dios y también de sí mismo, hablando así, en algún modo, de cada uno de nosotros».
El acto lo cerró el obispo de Ávila, que dijo que la fecha de ayer, 3 de agosto de 2015, será recordada para siempre. «No es fácil resumir los sentimientos que este acontecimiento produce en nosotros. La Universidad Católica de Ávila se ha llenado de luz; no es la santa, es la universidad quien recibe como luz esplendorosa los dones de la vida de Teresa», concluyó.
La guinda la puso María Rosa Calvo-Manzano, catedrática de Arpa del Real Conservatorio Superior de Música de Madrid, que ofreció un recital de arpa que dividió en dos temáticas: «El Renacimiento español» y «Música especial conmemorativa por el V centenario de Santa Teresa».
Aprender de Teresa
INTERIORIDAD
- Una de las conclusiones del congreso, según Lydia Jiménez, presidenta del Comité Directivo de la UCAV, es la necesidad que tiene la sociedad de interioridad, algo que Juan Pablo II definió en 2003 «como el gran drama actual». «Vivimos alienados entre las cosas, pero no nos damos cuenta. Necesitamos hacer un ejercicio de introspección», añadió Jiménez.
RENOVACIÓN
- Santa Teresa, como ha quedado de manifiesto durante los tres días de trabajo que ha durado el Congreso, es una gran reformadora y puede ofrecer pistas para la necesaria renovación de la Iglesia. Asimismo, esta renovación pasa por el seguimiento de Cristo y la fidelidad a su Iglesia, porque, como en Teresa, esta necesidad no significa ruptura.
VERDAD
- En Santa Teresa, cualquier persona puede encontrar el modelo perfecto de quien es buscadora de la verdad por excelencia. «Toda su vida se caracterizó por la necesidad de andar en verdad y en sus escritos hace referencias al tema; le interesaba la verdad de su vida, la verdad de cuanto pasa», dijo la rectora de la UCAV, María Rosario Sáez Yuguero.
EVANGELIZACIÓN
- La propia María Rosario Sáez recalcó en la clausura la necesidad de poner todo lo aprendido al servicio de los demás, porque, como decía Santa Teresa, «es tiempo de caminar». En este sentido, se enmarca necesaria la nueva evangelización en una sociedad, como se repitió varias veces durante el congreso, que vive de espaldas de elIos.
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