Abusos a menores
Un problema global que no es “exclusivo de la Iglesia”
El Papa quiso aclarar que «la inhumanidad del fenómeno a escala mundial es todavía más grave y más escandalosa en la Iglesia, porque contrasta con su autoridad moral y su credibilidad ética», si bien remarcó que no se trata de un problema ni mucho menos único de los ambientes religiosos. Citando datos de Unicef de 2017, Francisco relató que «nueve de cada diez niñas que han tenido relaciones sexuales forzadas, declaran haber sido víctimas de una persona conocida o cercana a la familia». Mientras, en Europa, 18 millones de niños sufren abusos sexuales, por los 700.000 que se producen sólo en Estados Unidos.
Francisco subrayó que este fenómeno también se registra en los barrios, las escuelas y en el ámbito deportivo, al tiempo que reclamó que se publicaran los datos generales y por continentes para tener una idea global de la magnitud del problema. Una de las quejas constantes de la Iglesia es que se le exige transparencia, pero otros sectores no realizan informes detallados. Esta disquisición de Bergoglio fue objeto de crítica entre las víctimas de abusos sexuales presentes estos días en Roma. «El Papa ha pasado la mitad de su intervención hablando de pederastia fuera de su institución, pero nosotros queremos que se establezcan unas líneas claras para los miembros de la Iglesia que cometen abusos o para quienes los encubren», declaró Miguel Hurtado, víctima de un monje de la abadía de Montserrat. Según ECA, la asociación a la que representa, el discurso de Francisco fue «muy decepcionante» porque consideran que se compone de «recomendaciones genéricas» y carece de medidas claras.
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