Cristianismo
Las apariciones de Fátima, ¿una historia apocalíptica?
La Virgen reveló a los pastorcitos la existencia del infierno y el atentado contra Juan Pablo II.
La Virgen reveló a los pastorcitos la existencia del infierno y el atentado contra Juan Pablo II.
En la historia de Fátima el núcleo no es lo extraordinario. Empieza con una niña analfabeta, Lucía, a quien a los 8 años se le aparece un ángel. No la creen y sus amigas se ríen. Por eso deja de ir a cuidar ovejas con ellas y empieza a pastorear el ganado con sus primos Jacinta y Francisco (de 7 y de 9 años respectivamente). Entonces se les aparece una Señora en un lugar llamado Cova da Iría el 13 de mayo de 1917, cuando Lucía tenía ya 10 años.
La Señora les pide que recen el rosario, que oren por los pecadores y que reparen las ofensas a Jesús. Según predice la Virgen, se les vuelve a aparecer los días 13 de cada mes, hasta octubre (en agosto, aparece el día 19 porque los niños habían sido encarcelados un par de días).
En la última aparición, en octubre, ante miles de personas se produce un hecho extraordinario, anticipado por la Virgen. El sol «danza»: gira rápidamente y lanza destellos. Miles de testigos –incluidos periodistas no creyentes y científicos– dan fe del acontecimiento.
Dos de los tres pastorcitos, Jacinta y Francisco, morirán pronto, después de haber tenido una corta vida, llena de oración y sacrificios. Por esta vida de santidad, precisamente, el Papa los canoniza ahora.
En 1930, el obispo de Leiría declaró dignas de crédito las visiones de los niños y permite oficialmente el culto en el lugar. Ya se había levantado la «Capelinha», el santuario vendrá después. Así, se extiende como un reguero por todo el mundo esta devoción.
Luego está el «secreto» que, a partir de lo que anunció la Señora, redactará Lucía y entregará a la Santa Sede. Lucía profesó como carmelita y murió, anciana, en 2005. El traído y llevado secreto consta de tres partes. Esencialmente: visión del infierno como lugar real; el fin de la primera guerra mundial y el anuncio de la segunda; el auge del comunismo, la persecución a los cristianos, y el atentado a «un hombre vestido de blanco»: el Papa, Juan Pablo II.
Esta última parte, el llamado «tercer secreto», lo hizo público el Vaticano en el año 2000, acompañada de un texto interpretativo, elaborado por el entonces cardenal Ratzinger, futuro Benedicto XVI. Tal y como indicó él mismo en su visita a Fátima en 2010, el mensaje de las apariciones conduce a lo esencial de la fe cristiana: adorar a Dios. Y, además, la maternal advertencia de la Virgen, que sigue siendo actual: conversión personal y rezar por la paz.
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