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Vivir es mirar hacia delante
Toda una vida dedicada a ayudar a los más desfavorecidos, a los más castigados, se materializa en un hombre lleno de ilusión, alegría, ternura y cariño. Con 92 años repletos de historias que contar, de relatos de esfuerzo y superación, Jaime Garralda afronta la existencia con optimismo, "tirando siempre pa'alante". Porque vivir, como él mismo cuenta, es "tirar pa'alante". Esta filosofía se plasma en el documental "Salir del pozo", dirigido por Carmen Aguilar, que narra la historia de este sacerdote y acerca al espectador a la realidad a la que se enfrentan día tras día "aquellos a los que nadie mira a los ojos"y la manera en que el padre Garralda les ayuda a dejar atrás las malas experiencias y los hábitos dañinos, escuchándoles y dándoles cariño, para que consigan recuperar sus vidas y a sus familias.
Este jesuita comenzó sus andanzas solidarias allá por los años 50, colaborando tras el terremoto que castigó Albote, aunque admite que "el Evangelio siempre ha guiado mi vida, desde que nació en mí la vocación. Nunca he dudado de él". Por eso le gusta el Papa Francisco, dice, porque "ha vuelto a coger el Evangelio y a charlar con los pobres. Yo jamás he visto rechazo al Evangelio, ni si quiera en los sectores más radicales". Así, desde 1978 encabeza la Fundación Horizontes Abiertos, una ONG que contribuye a la integración social de los más necesitados -niños, madres sin recursos, drogodependientes y reclusos en general-.
María Matos, presidenta y voluntaria de la organización, recalca que "es justo que se sepa lo que hace el padre Garralda porque la suya es una labor extraordinaria", por lo que inicialmente consideró que era una idea "maravillosa"realizar este documental, pues piensa que "hará que su espíritu permanezca en la fundación para siempre". A Carmen Aguilar le surgió la idea de rodarlo "cuando le conocí en una entrevista. En diez minutos me cambió la vida, me captó y me cautivó. Estuve un año dándole vueltas y, al darme cuenta de que tenía historia, pensé que necesitaba un equipo". A pesar de contar con pocos medios, Carmen consiguió sacar adelante su proyecto "con esfuerzo e ilusión y con ayuda de mucha gente". Pues, al final, en eso se resume "Salir del pozo": en ilusión y esfuerzo para recuperar la vitalidad.
AVANZAR DE LA MANO
"Jamás le pregunto lo que han hecho a las personas con las que trato"-cuenta-, "simplemente les doy un abrazo, les pregunto su nombre y caminamos juntos". Así, a base de cariño y de mucho hablar y escuchar, Garralda da a estas personas una "segunda oportunidad"pues, como él mismo explica, "lo que necesitan es amor para recuperar su autoestima". Ésta y otras bondades, como las acciones que el padre y los voluntarios llevan a cabo, se plasman de manera audiovisual en "Salir del pozo". Una de ellas es la labor que realizan con los "niños de la cárcel", un colectivo generalmente olvidado por la sociedad. Hasta los tres años, los pequeños cuyas madres se encuentran internadas en centros penitenciarios pueden permanecer con ellas. Sin embargo, según expresa Garralda, "en los tres primeros años es cuando se forja la personalidad, y es injusto que tengan que crecer viendo la cárcel. Ésta estropea y, por ello, nosotros intentamos sacarles junto a sus madres, proporcionándoles un ambiente familiar y libre de malas experiencias para que crezcan en libertad y con amor, como los demás niños".
Cercano a la vida en prisión y a sus habitantes, muchos de los cuales sufren dependencia de las drogas, este sacerdote opina que "la mejor manera de conseguir que se reinserten en la sociedad es ayudándolos, curándolos y no despreciándolos, pues no hay peor condena que el hecho de que nadie les haya dicho nada bonito durante años. Las drogas son una enfermedad y sus enfermos necesitan tratamiento médico". Aún así, Garralda subraya que "las cárceles españolas van a la cabeza de todo el mundo, pues avanzan hacia convertirse en centros cada vez más terapéuticos y menos punitivos y debemos estar orgullosos de sus programas de estudios y colaboración". El objetivo que persiguen él y sus voluntarios en los centros penitenciarios es que "los presos se preparen para el futuro, que no sólo cumplan condena". Además, el padre se congratula de "vivir en una sociedad más amable y más sensibilizada que la que había cuando yo era joven", y comenta que "antes, nos limitábamos a ir a misa y a dar comida a los pobres, pero ahora también nos sentamos a charlar con ellos, y eso ha ocurrido gracias a la labor de los medios de comunicación".
Así, desde el contexto de la solidaridad y la comprensión se ha realizado este documental, presentado el pasado martes en la cineteca de El Matadero (Madrid). Con el objetivo de que todos nos sensibilicemos con la situación de los más necesitados, tanto el padre Garralda como Carmen y María invitan a toda la sociedad española a que vea esta película y a que "vengan conmigo a ayudar", como dice él, pues "en la vida, todo lo que das te es devuelto".
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