Salud
Mucho más que medicamentos
Quien más y quien menos tiene una experiencia en el extranjero de buscar una farmacia abierta en fin de semana o por la noche y comprobar en primera persona cómo es la atención farmacéutica. Creo que no me equivoco al decir que, probablemente, sea en estas ocasiones cuando de verdad se echa más de menos un servicio de calidad y accesible como el que presta la red española de oficinas de farmacia.
Cabría preguntarse de quién es el mérito de que casi en cualquier pueblo de la geografía nacional haya una cruz verde encendida y un profesional preparado y dispuesto a ofrecer servicio. Más aún en esta España rural tan afectada por la despoblación y el envejecimiento, donde sus ciudadanos merecen la máxima atención.
Está claro que se trata de una conquista social de nuestro Sistema Nacional de Salud. Los poderes públicos han querido regular este modelo de farmacia, precisamente, para garantizar un servicio de calidad que permita a todos los ciudadanos un acceso equitativo a los medicamentos los 365 días del año.
Qué duda cabe que las oficinas de farmacia son parte de este sistema como establecimientos sanitarios privados de interés público y, como profesionales comprometidos con la salud de los ciudadanos, tenemos la aspiración de seguir siendo una parte importante del sistema de salud.
Los farmacéuticos españoles estamos involucrados en una transición profesional que nos permita convertir las farmacias en verdaderos centros de salud y asesoramiento, en referentes de estilo de vida donde los pacientes pueden encontrar, además de sus medicamentos, consejo profesional sobre la prevención de la enfermedad y la promoción de la salud.
Estamos convencidos de que nuestro consejo profesional puede ser muy valioso, pero la pregunta es si el ciudadano sabe qué tipo de ayuda puede encontrar en su farmacia. En el Colegio de Madrid estamos trabajando de forma muy estrecha con el Gobierno regional para desarrollar nuevas prestaciones que podamos incorporar en la cartera de servicios farmacéuticos. Queremos así mejorar la adherencia a los tratamientos, porque la realidad es que más de la mitad de los pacientes crónicos no toman su medicación de forma correcta. No sé si usted es uno de ellos, pero este incumplimiento terapéutico tiene consecuencias desastrosas en forma de ingresos hospitalarios y urgencias que los farmacéuticos podríamos reducir.
Las farmacias también colaboramos en cribados de patologías, ya se trate de cáncer de colon o VIH, con excelentes resultados. Lo mismo cabe decir de los programas de seguimiento de pacientes crónicos con diabetes, EPOC, hipertensión arterial, colesterol o enfermedades de transmisión sexual. El seguimiento farmacéutico es un servicio en el que merece la pena invertir.
Ahora que el sistema público va a financiar dos tratamientos de deshabituación tabáquica, los farmacéuticos estamos al lado de los ciudadanos y podemos contribuir a efectuar un seguimiento efectivo de los resultados y ayudar a los pacientes que quieran dejar el tabaco a conseguir su objetivo. Estamos formados para apoyarles y vamos a lanzar una campaña de información con este compromiso.
Lo mismo cabe decir de quien busque un consejo nutricional o quiera someterse a un programa de pérdida de peso. Consulte, por favor, a su farmacéutico porque podemos ayudarle a hacerlo.
Hay muchos otros ámbitos de ejercicio profesional donde podemos ser útiles: en atención domiciliaria, ortopedia, óptica, audioprótesis o análisis clínico, en síntomas menores donde el farmacéutico es el mejor aliado que puede encontrar el ciudadano.
Ahora falta que las autoridades sanitarias decidan apoyar nuestros esfuerzos que, sin duda, van a revertir en beneficio de la salud de los ciudadanos y del sistema. La red española de farmacias es una ventaja y una oportunidad que no puede arruinarse persiguiendo recortes y ahorros a corto plazo. Es necesario cambiar de enfoque y de política farmacéutica porque la actual está provocando la ruina del modelo. Baste un dato para conocer su alcance: la mitad de los envases de medicamentos dispensados en las farmacias cuesta menos de tres euros. ¿Les parece extraño que se produzcan desabastecimientos de fármacos en las farmacias?
Otra pregunta. ¿De verdad se creen nuestras autoridades que se puede mantener este sistema de farmacia e invertir en nuevos servicios farmacéuticos para la población cuando se sigue incidiendo en recortes y medidas que conducen al deterioro progresivo y cierre definitivo de las farmacias?
La farmacia española se encuentra en esta encrucijada y los profesionales de Madrid no queremos esconder la realidad económica del sector. Es importante que la sociedad conozca que la rentabilidad de la farmacia no puede mantenerse si se sigue penalizando y erosionando los márgenes profesionales del sector. Es el momento de alertar a la sociedad de que el modelo de farmacias que conocen está en peligro y que, difícilmente, se podrá adaptar a las nuevas necesidades sociales y tecnológicas si no cuenta con el apoyo decidido de las autoridades sanitarias. Les aseguro que esta inversión merecerá la pena.
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