Salud

Mariví Mateos: “Estamos en el inicio de la era del tratamiento individualizado en cáncer”

La directora de la Unidad de Mieloma del Hospital Universitario Salamanca explica cómo ha cambiado el botiquín de tratamientos de los tumores sanguíneos

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Processed with VSCO with c2 presetGonzalo Perez

Las últimas novedades en cáncer, en concreto en los tumores sanguíneos, ¿cómo han impactado en la supervivencia y en la calidad de vida de los pacientes?

Han sido relevantes en general porque estas estrategias de inmunoterapia se aplicaron inicialmente en aquellos con enfermedades hematológicas en fases avanzadas cuando no había más opciones de tratamiento, y el impacto en la respuesta obtenida así como su duración y supervivencia, ha sido muy positivo: pacientes con algunas enfermedades como leucemia aguda linfoblástica o linfoma no Hodgkin difuso de células grandes B están potencialmente curados tras la administración de linfocitos T con CAR. En otras, como el linfoma de Hodgkin, la administración de anticuerpos monoclonales conjugados con citotóxicos o inhibidores del eje PD-1/PD-L1 ha condicionado también un beneficio en la supervivencia y en mieloma, los anticuerpos monoclonales dirigidos contra CD38 han conseguido aumentar también la supervivencia. Los linfocitos T con CAR en mieloma son también muy prometedores y ojalá podamos también ofrecer la curación a algunos. La inmunoterapia resulta bien tolerada por los pacientes: si se usan anticuerpos monoclonales hay que tener cuidado con las posibles reacciones a la infusion y si nos referimos a los linfocitos T con CAR, el seguimiento a corto plazo es exhaustivo con posibilidad de síndrome de liberación de citocinas, alteraciones neurológicas, infecciones... pero dada la rapidez en obtener la respuesta y que el tratamiento es de administración única, los primeros datos disponibles en términos de calidad de vida son positivos. Se necesita, no obstante, más seguimiento en todas estas estrategias para consolidar tanto la eficacia como la seguridad y, definitivamente, mucha investigación alrededor para optimizar su uso y mejorar los datos existentes.

Por otro lado, ¿qué han significado para los clínicos?

Estamos viviendo esta nueva década con gran expectación y entusiasmo por poder ofrecer cada vez estrategias terapéuticas más específicas para cada uno. No obstante, este entusiasmo no debe ser sobrevalorado nunca y la información al paciente tiene que ser realista y nunca sobreestimar las expectativas. Creo que estamos en el inicio de una era de tratamiento cada vez más individualizado y preciso en la que no podemos olvidar que el paciente es el protagonista y, por lo tanto, su implicación constituye un paso clave. El futuro resulta muy prometedor.

¿En qué tumores han sido muy necesarios estos progresos que se han logrado con la investigación?

La inmunoterapia ha llegado prácticamente a todas las enfermedades hematológicas malignas, en general, y esto es aplicable sobre todo a los anticuerpos monoclonales dirigidos contra antígenos presentes en la superficie de las células tumorales… Pero si nos centramos más en linfocitos T con CAR, la leucemia aguda linfoblástica y el linfoma B difuso de células grandes son las dos enfermedades con aprobación ya en España y la siguiente enfermedad será el mieloma probablemente para finales de este año o inicios del siguiente. Pero la investigación está en marcha para otras como la leucemia linfática crónica, leucemia mieloblástica, linfoma de Hodgkin...

¿Cuáles han sido las claves de estos avances?

Son varios: toda la investigación básica y translacional detrás de estas estrategias disponibles hoy en la clínica y mucha gente dedicada a ello que, a veces, quedan infravalorados; la rapidez en el desarrollo de la investigación clínica en esta nueva era lo que condiciona que los resultados se hayan podido obtener de una manera rápida; y la colaboración por parte de las agencias reguladoras en Europa y en los diferentes países como España por hacer que estas estrategias llegaran lo antes posible a los pacientes de nuestro país siempre velando por la seguridad de cada uno de los individuos.

¿Qué incógnitas se van a resolver en los próximos años y qué novedades van a traer?

Esperemos que muchas. ¿Por qué hay algunos pacientes que, aunque respondan, pierden la respuesta? ¿Por qué algunos no llegan a conseguir ninguna respuesta? ¿Podemos prevenir las recaídas? ¿Cuáles son los mecanismos de resistencia a la inmunoterapia? ¿Podemos incorporar los tratamientos clásicos a ésta para generar plataformas que puedan curar a más pacientes? ¿Qué nuevas dianas usar para atacar? Pero, definitivamente, creo que un concepto clave para todas las enfermedades hematológicas es siempre tratar de ofrecer lo mejor para los pacientes lo antes posible para que éstos puedan obtener el máximo beneficio.