Fue mi madre quien me habló de unas zapatillas que se había comprado junto a sus amigas y que le habían cambiado la vida, sobre todo cuando, tras estos meses sin salir mucho de casa, volvió a pasear con el buen tiempo.
Yo escuché su experiencia con escepticismo, porque esta no era la primera vez que me prometían un calzado milagroso. A mí, hasta las zapatillas deportivas me hacían heridas los primeros días o si les daba mucho uso y, en verano, con el calor, la situación empeoraba.
“Ya verás, pruébalas”, me dijo mi madre al teléfono. El envío gratuito, la promoción actual que tienen de hasta 20 euros de descuento y la posibilidad de devolverlas sin coste me convencieron para probarlas. Al cabo de unos días, llegaron a mi puerta.