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Coronavirus

Un británico de 84 años fue la primera víctima del coronavirus en Reino Unido y murió en enero

La hija de Peter Attwood acusa a Pekín de mentir y retrasar la noticia de la aparición de la pandemia

Pesadillas y contagios acosan al personal sanitario en Argentina
Personal médico realiza controles de rutina a pacientes COVID-19, el 6 de septiembre de 2020, en un hospital de la Provincia de Buenos Aires (Argentina).Juan Ignacio RoncoroniEFE

Peter, un secretario jubilado de la empresa de una empresa en Chatham, Kent, empezó a sentirse mal solo unos días antes de Navidad. Padecía una afección cardíaca subyacente y comenzó a tener tos y fiebre. Pasadas las fiestas y por temor a empeorar ya que los síntomas no remitían, este abuelo de 84 años fue ingresado en el hospital y falleció el 30 de enero. El informe concluyó que había muerto por insuficiencia cardíaca y neumonía. Tras un análisis reciente de sus pulmones los especialistas han rectificado: Peter murió por coronavirus.

La hija de Attwood, Jane Buckland, dijo al periódico “The Sun” que su padre y muchas más víctimas aún podrían estar vivas si el gobierno chino no hubiera “encubierto” el brote. Peter no pudo ser además un caso importado porque nunca salió del Reino Unido, incluso aseguran que jamás abandonó Kent. Todo esto convierte a Attwood en la primera muerte conocida por COVID-19 fuera de China , solo 19 días después de la primera víctima reportada de la enfermedad en la ciudad donde se cree que se originó, Wuhan. El descubrimiento casi ha sido por casualidad, puesto que los especialistas, sospechando que fuese asbestosis, guardaron una muestra de tejido pulmonar para remitírsela al forense.

En el Reino Unidos los datos oficiales databan la primera muerte por coronavirus el 5 de marzo. Jane, la hija de Peter, que trabaja como cuidadora a tiempo completo, también confesó que temía haber sido ella quien habría infectado a su padre ya que sufrió con anterioridad síntomas como fiebre y tos seca antes de Navidad, “cuando nadie sabía qué era”. Su hija pequeña, Megan, de 18 años, también mostró tos y fiebre el pasado 10 de enero. “Fui a fiestas de Navidad y estaba abrazando y besando a todos, incluso a personas que no conocía. Eso es lo que hace la gente en Navidad. Si hubiéramos sabido que posiblemente estábamos propagando un virus mortal, las cosas podrían haber sido muy diferentes”, le dijo al rotativo británico.

El caso se une a la revelación de que un hombre francés tratado en París por una neumonía el 27 de diciembre también tenía el virus (y tampoco había viajado al extranjero), según confirmaron análisis realizados en mayo, lo que aumenta las sospechas de que el virus ya circulaba en China en octubre y alimenta las especulaciones sobre esfuerzos oficiales por encubrir la situación.