Salud

Se cumplen 126 años del descubrimientos de los rayos X

El ingeniero mecánico y físico alemán  Wilhelm Röntgen descubrió los rayos X en 1896 con gran impacto en la medicina y en la física

El ingeniero mecánico y físico alemán Wilhelm Röntgen descubrió los rayos X en 1896 con gran impacto en la medicina y en la física
El ingeniero mecánico y físico alemán Wilhelm Röntgen descubrió los rayos X en 1896 con gran impacto en la medicina y en la físicaEvgeniy MaloletkaAP

El ingeniero mecánico y físico alemán Wilhelmm Röntgen descubrió a finales de enero de 1896 los rayos X, que supuso para su autor el premio Nobel de Física en 1901. No muchos avances científicos han tenido una aplicación para su utilidad tan inmediata como el descubrimiento de los rayos X de Röntgen, que representó un antes y un después en el mundo de la física y de la medicina y que revolocionó ambos campos de las ciencias.

Además, como no suele ser lo habitual, pocos avances científicos, como la radiografía, saltaron del laboratorio al uso generalizado de modo sorprendente. Y esa catapulta del laboratorio a la práctica clínica fue extraordinariamente rápido, hasta el punto de que un año después del anuncio por parte de Röntgen de su descubrimiento, en 1897, la aplicación de las radiografías al diagnóstico y al tratamiento ya formaban parte de la medicina clásica.

No obstante, y retrociendo al momento al descubimiento, aquel día emocionado por su hallazgo Röntgen trabajó durante toda la noche y se percató de que los nuevos rayos parecían pasar sin pasar a través de numerosos objetos, que resultaban opacos a la luz visible, como los libros, pero resultaban bloqueados por objetos metálicos. Precisamente, Röntgen llamó a su descubrimiento rayos X, porque ignoraba la naturaleza de esos rayos.

Resulta muy curioso que, así la situación, la radiografía más famosa del mundo se convirtió en la que Röntgen practicó de la mano de su esposa Bertha en las fechas navideñas un año antes de proclamar su descubrimiento. En enero de 1896 hizo la presentación pública ante la Sociedad Físico-Médica de Würzburg (Baviera, Alemania).

El aparato de rayos X se hizo rápidamente masivo y se empezaron a hacer “retratos de huesos”, lo que alimentó aún más el interés del público y de la comunidad científica. Röntgen donó a su universidad la cuantía del premio Nobel y jamás sacó ninguna patente sobre su gran descubrimiento para garantizar que el mundo pudiera beneficiarse por entero de su hallazgo.