Coronavirus
Sin noticias de la gripe: tan sólo siete casos en lo que va de invierno
Las medidas anti Covid y la vacunación masiva frenan en seco su transmisión
Lo sucedido en el hemisferio sur durante el invierno austral ya nos daba pistas sobre lo que podía pasar en la otra mitad del planeta meses más tarde. Pese al drástico descenso en el caso de las enfermedades respiratorias contabilizados en aquellas latitudes pocos podían imaginar que, a mediados de febrero, la enfermedad que años anteriores copaba los informativos con imágenes de hospitales colapsados por su causa, éste estuviera prácticamente desaparecida: tan sólo siete casos en lo que va de temporada en todo el país según datos disponibles hasta el 14 de febrero (última fecha de la que hay registrados cifras).
Así pues, desde el inicio de la temporada se han notificado siete detecciones de virus de la gripe: cuatro virus tipo B y tres virus tipo A [un A(H3N2), un A(H1N1)pdm09 y un ANS] concentrados en dos comunidades autónomas. Aragón, en la que se contabilizaron cuatro casos, y Castilla-La Mancha notificó la de tres, según datos de la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica del Instituto de Salud Carlos III. (Ver gráfico)
¿Ha desaparecido la gripe? ¿Vista la experiencia, servirá para que esas imágenes que se repetían cíclicamente cada invierno pasen a la historia? «Dudo que un virus desaparezca tan rápidamente, además, muta con mucha frecuencia», asegura Isabel Jimeno, responsable del Grupo de Trabajo de Vacunas de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG). «Afortunadamente hablamos de un invierno sin gripe porque, si además del coronavirus tuviéramos que preocuparnos del virus de la influenza estaríamos en una situación más complicada aún».
Los motivos para este espectacular resultado parecen claros: las medidas higiénicas tomadas a raíz de la Covid (lavado de manos, uso de mascarilla, distancia social) que sirven para evitar el contagio de cualquier enfermedad respiratoria además de una tasa de vacunación históricamente alta. «Por eso ha habido muy poco virus circulante», continúa Jimeno. «Hemos conseguido lo que se buscaba, que era dejar más recursos libres frente a la Covid-19. Tampoco hay bronquiolitis, lo que demuestra que en nuestra mano tenemos la transmisión de las enfermedades respiratorias».
Lección aprendida
Y así parece demostrarlo la realidad. Tal y como señala el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés), habitualmente, la epidemia de gripe ha alcanzado ya su pico en Europa en esta época del año. Esta temporada, a pesar de la realización regular y generalizada de pruebas para la detección del virus de la gripe, la actividad gripal notificada aún se mantiene en un nivel muy bajo, probablemente debido al impacto que las medidas de Salud Pública implementadas para la reducción de la transmisión de SARS-CoV-2 han tenido en la transmisión de la gripe.
Ahora, como apunta Jimeno, «no hay que perder lo que hemos aprendido. Ojalá el año que viene no haya pandemia pero deberíamos hacer lo mismo porque estamos viendo que es efectivo para tener controlada la gripe y, de esta forma, reducir la mortalidad de los mayores». Como la vacunación masiva de la gripe.
O también de la cultura de las mascarillas, instaurada en muchos países asiáticos, no así en el nuestro. «Las mascarillas han venido para quedarse. Acabamos de ver sus ventajas (también sus incomodidades) y llegar a un término medio y proteger al entorno y para no contagiar. Hay cosas que, si son buena, nos las debemos quedar», concluye Jimeno.
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