Hallazgo español

Descubren una novedosa fórmula para revertir la obesidad desde el cerebro

Investigadores gallegos hallan una novedosa estrategia que elimina la obesidad a través de nanopartículas naturales capaces de entrar en el hipotálamo

Fotografía de archivo que muestra una persona con obesidad en la calle.
Fotografía de archivo que muestra una persona con obesidad en la calle.Sáshenka GutiérrezEFE

En plena pandemia de la Covid-19, hay otra que pasa desapercibida, pero que supone una de las mayores amenazas de la salud global. Se trata de la obesidad, un problema que afecta hoy en día a unos 650 millones de personas en todo el mundo, datos más que contundentes para que la comunidad científica trabaje sin descanso por encontrar una solución capaz de controlar los mecanismos que regulan la masa corporal, localizados sobre todo en el hipotálamo.

Con este objetivo, un grupo de investigadores españoles del grupo del CiMUS de la Universidad de Santiago de Compostela NeurObesity, liderado por Miguel López, en colaboración con investigadores de la Universidad de Angers (Francia), ha conseguido cargar vesículas extracelulares, es decir, unas nano moléculas naturales, con un gen modificado que inhibe la acción de la proteína AMPK en un grupo muy reducido de neuronas de esta región cerebral de difícil acceso.

Con esta novedosa estrategia se ha logrado revertir la obesidad en ratones muy obesos, a pesar de seguir ingiriendo una dieta con elevado contenido en grasa. El trabajo, subvencionado por la Fundación “la Caixa” en el marco de la Convocatoria CaixaResearch de Investigación en Salud y publicado en la prestigiosa revista Nature Metabolism, va más allá del campo de la obesidad y puede extenderse a otras patologías relacionadas con el cerebro.

Buscar un fármaco contra la obesidad

La baja efectividad de dietas y otras estrategias anti-obesidad ha llevado en los últimos años a intensificar la búsqueda de tratamientos farmacológicos. Encontrar un tratamiento eficaz y aplicable a la mayoría de la población obesa se presenta como uno de los retos biomédicos más relevantes del siglo actual.

Uno de los mayores problemas que implica buscar un tratamiento es que muchos de los potenciales mecanismos que regulan la masa corporal están localizados en el cerebro, especialmente en el hipotálamo. El principal obstáculo que implica poder desarrollar fármacos que actúen en el cerebro es su elevado grado de protección. “En primer lugar, está ubicado dentro de una auténtica caja fuerte: el cráneo y, en segundo lugar, cualquier molécula que tenga que llegar al cerebro tiene que atravesar un sofisticado sistema de transporte: la barrera hematoencefálica. Esta estructura no sólo actúa como un sistema de peaje para moléculas del propio cuerpo, sino que juega también un papel fundamental regulando la entrada de medicamentos en el cerebro”, explica Miguel López, del CiMUS de la USC; y del el CIBER de Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (CIBEROBN).

La investigación ha desarrollado una nueva estrategia para tratar la obesidad. “Nuestro enfoque ha consistido en utilizar vesículas extracelulares, un tipo de nanopartículas naturales presentes en nuestro organismo, cuya ventaja reside precisamente en su tamaño: son tan pequeñas que se pueden “colar sin pagar el peaje” a través de la barrera hematoencefálica. Sin embargo, son lo suficientemente grandes como para ser “cargadas” con otras moléculas, por ejemplo, un fármaco, y actuar como mecanismo de transporte. Serían una especie de “vagones moleculares”, tal y como sostienen Milbank y López.

El grupo del CiMUS de la USC ha conseguido cargar esas moléculas con un gen modificado que, al expresarse, inhibe la acción de la proteína llamada AMPK, específicamente en un grupo muy reducido de neuronas (unos pocos miles) del hipotálamo. Un dato también especialmente relevante si tenemos en cuenta que el cerebro de ratón posee unos 100 millones de células (de los cuales unos 75 millones son neuronas). Con esta estrategia han conseguido revertir la obesidad en ratones muy obesos. Lo interesante del modelo es que los ratones obesos, a pesar de seguir ingiriendo una dieta con elevado contenido en grasa (60%) perdían peso, como resultado de un mayor gasto calórico en el tejido adiposo pardo.