Fondos europeos y Perte: siete retos para la transformación del sistema de salud

La economía de la salud constituye uno de los sectores con mayor poder transformador no solo desde el punto de vista social y del bienestar de las personas, sino también desde el punto de vista económico. La digitalización en salud, que ha experimentado un empuje sin precedentes como consecuencia de la pandemia, incorpora un poder transformador adicional.

Por eso, los Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica (Perte), además de ser una inyección de fondos imprescindible para impulsar esa transformación digital en el sector de salud, constituyen el marco estratégico necesario para orientar y orquestar qué innovación es preciso impulsar y transferir al mercado y a los sistemas sanitarios para promover el bienestar social, la salud de los españoles y potenciar el tejido empresarial y el progreso económico.

Pero a la vez consideramos que el Perte, en lo que se refiere a salud de vanguardia y transformación digital, se enfrenta a algunos retos muy relevantes, que quisiera resumir en siete puntos:

1. Es preciso un abordaje colaborativo e inclusivo, incorporando a todos los agentes de la cadena de valor en su gobernanza desde la propia identificación de las necesidades de innovación o el diseño de las convocatorias.

2. Este enfoque colaborativo es básico para traccionar los fondos privados necesarios, especialmente en proyectos de enorme calado como es el relativo a la bioproducción y la reindustrialización de España y Europa.

3. Si hablamos de transformación digital en salud, debemos ver más allá de la tecnología. Para que los fondos del Perte Salud tengan un verdadero impacto, es preciso abordar aspectos como la formación de los profesionales, la generación de talento, la adopción o adaptación de regulación, la gobernanza de los datos de salud o el consenso en criterios de evaluación de aplicaciones de salud digital, entre otros muchos aspectos. Y todo ello debe estar, adecuadamente contemplado, ordenado y orquestado, además de adecuadamente dotado desde el punto de vista económico.

4. La transformación digital en salud debe estar orientada a la generación de valor y esto se traduce en: mejorar la salud de la población, la experiencia del paciente y la satisfacción de los profesionales, y todo ello optimizando la eficiencia del sistema de salud como un sector competitivo de crecimiento económico.

5. Por eso, para ser realmente transformadores, los proyectos de innovación financiados con fondos Perte deben contar con métricas orientadas a esa generación de valor en todos estos ámbitos. Y no solo eso, deben ser monitorizados. Esto conlleva una gran complejidad desde el propio diseño de las convocatorias. E implica que de la mera compra de tecnologías no puede deducirse el potencial transformador.

6. No solo es preciso colaborar a nivel de organizaciones público-privadas, sino que también necesitamos asegurar la cohesión a nivel territorial especialmente en uno de los proyectos estrella del Perte para la salud de vanguardia, que es la creación del Health Data Lake, el espacio común de datos para uso clínico y fuente de investigación para nuevos servicios y terapias. Sin esa acción coordinada no es posible conseguir un Data Lake de Salud nacional y, menos aún, un Data Lake europeo, capaz de proporcionar una riqueza competitiva para una medicina personalizada y preventiva.

7. Necesitamos agilidad, rapidez y conocimiento en la construcción y gestión de convocatorias para evitar que, como ha ocurrido desgraciadamente en el pasado, España deje sin aprovechar en su totalidad los fondos europeos asignados a nuestro país.

La oportunidad es única. Quizá, incluso, estamos ante la única oportunidad. Y si no abordamos rápidamente estos retos, entre otros, tenemos el riesgo de no sacar el máximo provecho de este momento que nos está endeudando a nivel europeo para la próxima década. Por eso, como partenariado público-privado sin ánimo de lucro y co-financiado por la UE (y por tanto de alcance europeo) podemos trabajar como agencias independientes al servicio de las administraciones para identificar las necesidades de innovación, atraer a los agentes del ecosistema necesarios para el éxito de los proyectos y traccionar fondos privados adicionales necesarios para generar la necesaria transformación del sistema de salud.