El hombre que revolucionó la industria farmacéutica

La industria farmacéutica que opera en España va a iniciar una nueva etapa el próximo 3 de mayo. En esa fecha el economista por la Universidad de Oxford Juan Yermo sustituirá a Humberto Arnés en la Dirección General de Farmaindustria. El reto, desde luego, es complejo. Resumir la labor de Arnés desde que llegó a la patronal de los laboratorios de la mano de otro histórico como Jesús Acebillo, allá por 2001, no resulta tarea sencilla en estas pocas líneas.

Tal vez su mayor logro en estos años fue sacar del oscurantismo a un sector que en tiempos de Enrique González Hervada era tremendamente opaco porque es lo que tocaba entonces. Con Arnés al frente, la industria ganó en transparencia, saltó a los medios y se abrió a la sociedad, dejando claro que cualquier parecido con la realidad de la novela de John Le Carré «El Jardinero Fiel» era mera coincidencia. Arnés lo logró y de aquellos tics del pasado apenas quedan hoy algunos brotes que, desgraciadamente, han reverdecido con la pandemia bajo la justificación de la «confidencialidad» que esgrimen algunas compañías. Yermo tendrá que acabar con ellos.

Arnés fue también artífice de un código ético ejemplar en el que las relaciones con los médicos y los agentes del sector quedan tasadas y son publicitadas. Es posible que se pasara de frenada pero esta autorregulación ha sido un modelo a imitar por otros sectores económicos y casa bien con las exigencias de los nuevos tiempos. Arnés ha sido también clave a la hora de frenar golpes que la Administración trataba de propinar a los laboratorios para hacer caja. Las negociaciones en la sombra de él y el gran equipo del que supo rodearse salvaron la cuenta de resultados de más de una compañía y garantizaron inversiones y empleos.