Sanidad

Médicos y enfermeras braman contra el Gobierno

La historia sanitaria dicta que cuando médicos y enfermeras van de la mano, los gobiernos tiemblan

Varios residentes de medicina participan en una protesta, convocada este martes por la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM) ante el Ministerio de Sanidad
Varios residentes de medicina participan en una protesta, convocada este martes por la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM) ante el Ministerio de SanidadAlberto R. RoldánLa Razon

Los sanitarios están que braman. Después de los transportistas, pueden ser los siguientes en amargarle la fiesta al Gobierno. El miércoles, la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM) –organización mayoritaria que ya mantuvo pulsos sonoros en tiempos pasados con Ejecutivos de todo signo político, paralizando incluso la actividad en hospitales y centros de salud–, pudo calibrar el enfado de parte de los profesionales. Alrededor de 3.000 aspirantes a una plaza de especialización protestaron contra el Ministerio de Sanidad por alterar el sistema de elección de plazas, una cacicada en toda regla que ya se ha llevado por delante a dos directores generales de Ordenación Profesional.

La indignación de los futuros aspirantes a médicos puede ser la punta del iceberg de una profesión hastiada por los bajos sueldos, la presión asistencial soportada durante la pandemia, la degradación sistemática del sistema sanitario por la falta de presupuestos y las promesas incumplidas de los políticos. Los aplausos de la primera ola han quedado en el olvido.

También están enfadadas las enfermeras. Sus organizaciones, muy combativas, preparan por su cuenta concentraciones en la calle en demanda de mejoras laborales y de seguridad para los pacientes. La historia sanitaria dicta que cuando médicos y enfermeras van de la mano, los gobiernos tiemblan. Lo que no consiguen nunca sus representantes por separado, terminan lográndolo cuando lo hacen juntos, como sucedió en los estertores del gobierno socialista que comandaba Felipe González, antes de la llegada de Aznar al poder. La CESM y el Sindicato de Enfermería (Satse) defienden a colectivos distintos, en busca de sus propios objetivos, pero para lograrlos saben que lo mejor es unirse.