Salud
Qué aceite de oliva protege mejor contra el cáncer de mama
Existen numerosas variedades y tipos de aceite pero sólo uno es realmente efectivo contra los tumores tanto si se usa como aliño como en frituras
El cáncer de mama ya es el primer tumor más diagnosticado del mundo, superando por primera vez al cáncer de pulmón, tal y como indican los datos de 2021 del Centro de Investigaciones sobre el Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés). En España, durante 2020 se diagnosticaron 34.088 nuevos casos, siendo el más frecuente entre las mujeres por delante del cáncer colorrectal, de útero, pulmón y ovario.
Numerosos estudios sobre las causas de estos tipos de tumores han determinado que hay factores genéticos, medioambientales pero también de estilo de vida: existe una relación directa entre la dieta y el desarrollo de tumores malignos. De hecho, uno de los factores influyentes es el sobrepeso. De esta manera, llevar una alimentación saludable, una dieta variada y baja en grasa y hacer ejercicio de manera habitual es la mejor medicina y la mejor prevención no sólo para el cáncer sino para todo tipo de enfermedades. Seguir una alimentación basada en la dieta Mediterránea puede reducir un 30% el riesgo de padecer cáncer de mama, según un estudio realizado por el Grupo Español de Investigación en Cáncer de Mama (GEICAM) en colaboración con el Instituto de Salud Carlos III.
En cuanto a los alimentos, hay muchos que ayudan a prevenir el cáncer de mama: El brócoli es rico en sulforafano que acelera la eliminación de sustancias tóxicas del organismo; la cúrcuma (componente imprescindible del curry) tiene un gran poder antiinflamatorio; los frutos secos aportan, ácido fólico y vitamina B6, lo que reduce las probabilidades de padecer la enfermedad según un estudio publicado en el “Journal of the National Cancer Institute”; la granada es muy rica en antioxidantes, que protegen a las células del daño de los radicales libres; las legumbres reducen la absorción intestinal de la glucosa y evitan los picos de azúcar en sangre;los polifenoles de la manzana (una pieza al día, a ser posible con piel),reducen un 18 por ciento las posibilidades de sufrir cáncer de mama; el yogur otras leches fermentadas activan el sistema inmunitario y ejercen un efecto protector; y el aceite de oliva.
Varios estudios epidemiológicos concluyen que el aceite de oliva ejerce un efecto protector contra ciertos tumores malignos (mama, próstata, endometrio o tracto intestinal). Entre ellos, el de la Universidad de Navarra y el CIBERobn, que realizaron una investigación entre más de 4.000 mujeres durante 5 años para estudiar los efectos de enriquecer con cuatro cucharadas soperas al día de aceite de oliva virgen la dieta Mediterránea. La conclusión fue que por cada 5 por ciento de calorías procedentes de este tipo de aceite se reducía un 28 por ciento el riesgo de cáncer de mama.
Estudios recientes han demostrado que el aceite de oliva proporciona protección contra el cáncer de colon. Además, el aceite de oliva también reduce el número de lesiones cancerosas y cuando se detecta un cáncer es menos agresivo y con un mejor diagnóstico.
Antes de la llegada a nuestras vidas de la cultura de la comida rápida, el aceite de oliva era la principal grasa para cocinar. Se aliñaba con él sin restricciones tanto en la cocina como en la mesa. En esos tiempos, los países mediterráneos tenían una menor incidencia de cáncer de mama que el resto.
Lo cierto es que la dieta mediterránea incluye el consumo de frutas, verduras, cereales, frutos secos, pescado y pequeñas dosis de alcohol en las comidas, fundamentalmente vino. Y el aceite de oliva como principal grasa.
Hay numerosas variedades de aceite, pero no todas actúan de la misma forma. De hecho, sólo una variedad es la que logra estos efectos tan sorprendentes. Según publica “The Conversation”, una nueva investigación de EpiGEICAM publicada en la revista científica “European Journal of Clinical Nutrition” señala que el aceite de oliva virgen puede funcionar como un efecto protector frente al cáncer de mama. A las participantes del estudio se les preguntó sobre qué tipo y con qué frecuencia usaban aceite de oliva en ensaladas, alimentos como el pan o para cocinar. También se les consultó sobre el uso de otros aceites vegetales.
El estudio reveló que solo aquellas mujeres que siempre usaban aceite de oliva virgen (tanto para sazonar, cocinar y freír) y que además agregaban durante las comidas (pan, ensalada u otros platos) dos o más cucharadas por día de aceite de oliva virgen, reducían significativamente el riesgo de desarrollar cáncer de mama.
Esta reducción del riesgo fue del 30 % en comparación con aquellas mujeres que agregaban menos de dos cucharadas de aceite de oliva a sus platos. También se encontraban en este grupo aquellas que no siempre cocinaban con la versión virgen o incluso usaban otros aceites vegetales como el de girasol, soja, maíz o colza.
“En base a estos hallazgos, los beneficios del consumo de aceite de oliva, al menos en lo que se refiere a la protección frente al cáncer de mama, parece conferirse únicamente con la versión virgen y cuando su consumo en crudo sea de al menos 2 o más cucharadas soperas diarias. Además, este efecto protector del aceite de oliva virgen fue independiente del resto de componentes de la dieta mediterránea”, añade “The Conversation”.
Este estudio vieve a confirmar lo que ya apuntaba el el ensayo de intervención nutricional PREDIMED (Prevención con dieta mediterranea), en el que participaron 4152 mujeres. Las asignadas que siguieron una dieta mediterránea complementada con aceite de oliva virgen mostraron un 68% menos de riesgo de desarrollar cáncer de mama que las mujeres que siguieron una dieta baja en grasas.
En cambio, cuando la comparativa se hizo con mujeres del grupo de dieta mediterránea complementada con frutos secos con las de la dieta baja en grasas, el resultado no fue tan significativo.
Oro líquido
Las aceitunas contienen más de 200 compuestos bioactivos, entre los que destacan los polifenoles, con reconocidas propiedades antioxidantes y antiinflamatorias. El aceite de mayor calidad es el de oliva virgen ya que se obtiene por el prensado de aceitunas a baja temperatura sin usar ningún tipo de aditivo. Eso permite conservar el sabor, los aromas y todos los compuestos bioactivos de la oliva.
En cambio, el aceite de oliva refinado se elabora con una mezcla de aceitunas ligeramente defectuosas o de baja calidad sometidas a procesos térmicos y químicos que hacen que pierda la mayoría de los componentes bioactivos. En el caso del aceite de oliva común -comercializado como una mezcla de aceite de oliva refinado (más del 80%) y aceite de oliva virgen-, el contenido de compuestos bioactivos es mucho menor o directamente está ausente.
Por ello, el aceite de oliva virgen es el que más beneficios aporta al organismo:, el escualeno y los polifenoles, incluidos los alcoholes fenólicos y ácidos, flavonoides, lignanos y secoiridoides, han demostrado tener importantes propiedades antioxidantes, antiinflamatorias y anticancerígenas. De hecho, estudios en animales han demostrado que algunos polifenoles exclusivos del aceite de oliva virgen, como el oleocantal, la oleuropeína y su metabolito hidroxitirosol tienen el potencial de inhibir el proceso por el cual se desarrolla el cáncer de mama.
¿El aceite de oliva virgen pierde sus propiedades si se utiliza para freír?
La realidad es que no. Es el aceite que está más preparado para resistir las altas temperaturas sin degradarse. De hecho, los aceites vegetales son más ricos en ácidos grasos poliinsaturados, resisten peor y tienden a formar polímeros similares a las grasas saturadas y trans por el efecto de la temperatura.
Además, los polifenoles del aceite de oliva virgen ayudan a estabilizar la vitamina E durante el calentamiento. A su vez, la vitamina E ayuda a proteger los ácidos grasos de la degradación oxidativa.
Por último, también se ha demostrado que los compuestos bioactivos en el aceite de oliva virgen migran a los alimentos durante el proceso de fritura. Por tanto, pueden encontrarse en grandes concentraciones y son más biodisponibles en el alimento cocinado.
Así pues, la evidencia acumulada parece proponer el uso del aceite de oliva virgen tanto para aliñar y condimentar como para cocinar y freír. Aunque conlleve un pequeño aumento en el gasto y pueda conllevar a un cambio en la manera de cocinar al tener un sabor más fuerte que otros, tiene múltiples beneficios, entre ellos, una protección extra frente al cáncer de mama.
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