Sin mascarilla obligatoria, pero con lecciones aprendidas

El fin del uso obligatorio de mascarillas en interiores es un hito muy simbólico, pues representa de alguna manera, que hemos terminado con la pandemia, o que comenzamos a hacerlo (aunque no con el coronavirus). Viene a suponer normalizar el coronavirus y la convivencia con él. También, representa un respiro psicológico, después de tanto tiempo de restricciones y sufrimiento, y una voluntad de pasar etapa.

Ahora el Ministerio de Sanidad, propone la flexibilidad del uso de la mascarilla en interiores para después de Semana Santa, a partir del 19 de abril. Sin obviar que seguirá siendo obligatoria en algunos ámbitos, como centros sanitarios y sociosanitario y el trasporte.

Este nuevo escenario, que sigue la senda ya comenzada por algunos países europeos como Francia, Reino Unido, Islandia o Noruega, se adopta siguiendo las recomendaciones de los expertos y es fruto de los buenos datos epidemiológicos de nuestro país.

Además de darnos un respiro, también es bueno saber que entramos en otra fase donde cabe recordar la importancia del compromiso individual de cada uno de nosotros frente al Covid-19. La retirada de la obligación de uso de mascarillas no implica que se retire el sentido común. Después de estos años de pandemia, todos y cada uno de nosotros ya tenemos suficiente experiencia y aprendizaje para saber cuándo es oportuno o recomendable usar la mascarilla, incluso cuando ya no sea obligatorio.

Mi reflexión invita a adoptar una cultura de salud pública basada en la responsabilidad, el autocuidado y la solidaridad con la población vulnerable para hacer un uso responsable de la mascarilla, así como las medidas higiénicas para evitar el contagio de Covid-19. Porque debemos asumir, que, aunque menos letal ya que tenemos mayores conocimientos y recursos para combatirlo, el virus sigue existiendo y aun entraña riesgo.