Pandemia

Cuarentena en Shanghái

Las imágenes que nos llegan de Shanghái son más que inquietantes, al recordarnos que la pandemia no ha acabado

Las imágenes que nos llegan de Shanghái son más que inquietantes, al recordarnos que la pandemia no ha acabado
Las imágenes que nos llegan de Shanghái son más que inquietantes, al recordarnos que la pandemia no ha acabadoZhang JiansongAgencia AP

En España estamos celebrando la retirada de mascarillas, pero las imágenes que nos llegan de Shanghái son más que inquietantes, al recordarnos que la pandemia no ha acabado. Una cuarentena severa al extremo hace que la gente apenas pueda salir de sus rascacielos, con el brutal resultado de personas tirándose por los balcones, jóvenes que se ahorcan en la calle, caceroladas al anochecer y violentos enfrentamientos de la policía con ciudadanos de a pie por transgredir estos últimos las normas de confinamiento. Y todo porque los contagios de Ómicron se han disparado, aunque no los casos de muertes, siempre y cuando nos creamos la versión de las autoridades chinas.

Desde la distancia da la sensación de que la situación es más que kafkiana. Requisan a los perros de los positivos para sacrificarlos, igual que otro tipo de animales domésticos, y han llegado incluso a arrancar y quemar las verduras de los huertos de los contagiados para evitar que el virus entre por la alimentación. No sólo eso: hasta fumigan a las personas en hileras como si fueran insectos, separan a los niños de sus padres y expulsan incluso a los asintomáticos de sus hogares para ser recluidos en centros de cuarentena.