Opinión
El sectarismo estrangula la Sanidad pública
La Sanidad privada y las mutuas de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales son dos recursos inutilizados
El sistema sanitario público ha entrado en barrena y su propia rigidez le impide aprovechar los recursos que tiene a su alcance para salir precisamente del atolladero. El ejemplo clásico lo constituyen las listas de espera. El aumento de la presión asistencial, el progresivo envejecimiento de la población y el tapón formado por la covid han llevado la cifra de pacientes pendientes de una intervención quirúrgica a niveles históricos, nunca antes vistos, y los hospitales no dan a basto para regularizarlas.
Frente a ello, cabe no hacer nada, que es exactamente lo que están haciendo la mayor parte de las autonomías con la pasividad del Ministerio de Sanidad, o adoptar soluciones imaginativas, como las que propone la Consejería de Sanidad de Castilla y León. La principal de ellas es el recurso a la Sanidad privada, cuya red dispone de capacidad suficiente para resolver con rapidez cirugías que están pendientes en el sistema público y que, además de lastrar la salud de los afectados, golpean la economía del país por la vía de las bajas laborales que sufragan las empresas y la casi quebrada Seguridad Social.
El segundo recurso inutilizado es el de las mutuas de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales. En patologías traumatológicas, los procesos que gestionan estas entidades se resuelven en 41 días. Cuando son tratados por la Sanidad pública, tienen una duración media de 70,95 días, es decir, un 42% más de duración. ¿Por qué no utiliza España a estas mutuas colaboradoras de la Seguridad Social en la resolución de estos procesos y a la hora de emitir altas médicas? ¿Por qué no se formalizan más conciertos con hospitales y centros privados para oxigenar a la pública, asfixiada por su incapacidad para resolverlos con rapidez? Por sectarismo.
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