El desapercibido detalle al caminar que puede ser un síntoma prematuro de demencia

El ejercicio físico muy beneficioso para la salud a nivel físico y mental en todas las edades y puede servir para detectar algunas patologías como la demencia. Tal y como explican los investigadores del CSIC Coral Sanfeliu y José Luis Trejo en el libro “Cerebro y ejercicio” el deporte “entre otros efectos positivos, produce un incremento de la capacidad cognitiva y de la formación de neuronas nuevas (potencia la capacidad de análisis matemático así como la habilidad lingüística); hace crecer el flujo sanguíneo en el cerebro y el consumo de oxígeno por las células neurales; incrementa la funcionalidad y disponibilidad de neurotransmisores clave; e induce neuroprotección en todas las áreas cerebrales analizadas hasta la fecha”, afirman Sanfeliu y Trejo. “Esto se ha demostrado tanto en animales de laboratorio como en seres humanos”, añaden.

Aparte de las consecuencias directas, el deporte produce también efectos indirectos, como ocurre con los individuos que se benefician del ejercicio físico que realizaron sus progenitores. Estudios recientes han demostrado que los efectos cognitivos y emocionales del ejercicio en animales de laboratorio son heredables por la siguiente generación.

“En las crías sedentarias de ratones de padres corredores había más neuronas nuevas, que eran más activas, al igual que sus circuitos, y, en consecuencia, los sujetos tenían más capacidad de ejecutar con éxito las tareas conductuales. Esto nos indica que la transmisión de efectos adquiridos por la práctica del ejercicio físico es epigenética”, detallan los investigadores.

El ejercicio físico también puede constituir una vía para hacer frente al envejecimiento. Se ha probado que es una de las terapias no farmacológicas más efectivas, mejora la evolución de determinadas enfermedades neurodegenerativas como el alzheimer, a la vez que retarda la edad a la que se manifiestan y la aparición de síntomas.

Por es es fundamental que las personas mayores mantengan el hábito de seguir haciendo deporte a diario, aunque sea caminando, porque les beneficia en muchos aspectos y además, puede servir para identificar los primeros síntomas de algunas enfermedades mentales como la demencia.

Un estudio de las universidades de Minesota y de Monash (Australia) determina que caminar más despacio durante la vejez podría ser una señal de advertencia de que una persona sufre demencia. Los investigadores estudiaron a personas mayores de 75 años y descubrieron que las que reducían su ritmo al caminar en 0,05 metros por segundo o más, tenían signos de deterioro metal o tenían mucho mayor riesgo de sufrirlo.

La justificación del descenso de la velocidad estaría precisamente en el inicio de la demencia, que afecta a determinadas zonas de cerebro, entre ellas, la encargada de mantener el ritmo.

El estudio, publicado el martes en JAMA Network Open , monitorizó a un grupo de 17,000 personas durante siete años. Los científicos midieron la cognición cada 24 meses con pruebas de deterioro de la memoria, velocidad de procesamiento y fluidez verbal. La velocidad al caminar se verificó dos veces cada dos años midiendo el ritmo de los participantes.

Las personas que tenían declinaciones duales (caminatas que se ralentizaban por año y una cognición en declive) tenían más probabilidades de ser diagnosticadas con demencia.

Una caída en la velocidad al caminar se definió como perder 0,05 metros por segundo o más del ritmo normal, alrededor de 1,2 a 1,4, cada año. El estudio detectó 178 casos de deterioro cognitivo, un 11,3 por ciento del total de participantes.

Los participantes en el estudio que no mostraron una disminución en la cognición o de la marcha, tenían menos probabilidades de tener la enfermedad con solo 25 participantes diagnosticados (0.3 por ciento).

Esto mostró que los primeros tenían un riesgo similar de contraer la enfermedad que aquellos sin deterioro (27 casos, o el uno por ciento). En este último grupo se diagnosticaron 158 casos, equivalentes al 3,9 por ciento del grupo.

Alimentación preventiva

Además, del ejercicio, otra de las formas de retrasar la aparición de la demencia es mediante la alimentación. Así, un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Tsukuba (Japón) publicado en la revista científica «Nutritional Neuroscience», concluyó que una dieta rica en fibra se asocia con un menor riesgo de desarrollar demencia, Y la fibra no solo es buena para las neuronas, ya que su consumo también ayuda a laprevención del desarrollo de enfermedades metabólicas como la obesidad y la diabetes.