Maternidad

¿Es bueno dar a mi bebe leche vegetal en lugar de leche materna?

La correcta alimentación de un neonato es esencial para un crecimiento y desarrollo fructífero

LECHE VEGETAL
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La correcta alimentación de un bebé recién nacido o un niño significa un crecimiento y desarrollo fructífero, por eso es muy importante que durante sus primeros años, reciba los nutrientes necesarios. Las leches vegetales, como la de soja o la de almendras, pueden ser incluidas, en algunos casos, en la dieta de los neonatos.

Por ejemplo, la leche de almendras aporta proteínas, grasas saludables y contiene una muy buena proporción de tres minerales básicos para la salud del esqueleto y los huesos como calcio, fósforo o magnesio.

Este tipo de leche contiene una gran cantidad de beneficios. Por ejemplo, es una bebida de fácil digestión, mucho más ligera y sueva que la leche de vaca y muy recomendable para niños intolerantes a la lactosa. En caso de ser celíaco, también se puede utilizar como sustitutivo, ya que no contiene gluten. Asimismo, aporta calcio, magnesio y ácido fólico, además de vitaminas B1 y B2 y E y un alto contenido en fibras. Y por otro lado, su índice de colesterol y grasas saturadas es muy bajo.

Es a partir de los dos años cuando se puede introducir la leche de almendras en la dieta de un niño, debido a que, al estar elaborada con frutos secos, estos no se pueden introducir antes de los dos años en niños con predisposición o alergias. En el caso de los bebés que no son amamantados, se deben usar fórmulas de leche maternalizadas, aunque en algunos casos de intolerancia, se pueden recomendar leches a base de soja especiales para bebés.

Las leches vegetales tienen sus inconvenientes

No obstante, cuenta con diversas contradicciones y efectos secundarios que se deben tener en cuenta. Por ejemplo, el consumo en exceso puede afectar a la tiroides. Además, suele tener un alto contenido en azúcares y carbohidratos, así como aditivos como conservantes o colorantes.

Mucha gente las considera como la mejor alternativa, pero puede provocar carencias y problemas. Por ejemplo, en Valencia, un bebé fue diagnosticado de escorbuto por alimentarse con leche de almendra.

Una enfermedad que padecían las personas podres que apenas tenían nada que echarse a la boca, y que supone un déficit importante de vitamina C, necesaria para la síntesis de colágeno y que se manifiesta con hemorragias cutáneas diversas, rotura y caída del pelo, afectación de las encías o debilidad.