Consumo
La “leche de crecimiento” no ayudará a crecer a tus hijos
Desde la OCU explican que este producto es útil para suplir algunas deficiencias alimentarias, pero sostienen que existen otros productos naturales más convenientes que podemos incluir en la dieta de nuestros hijos
A diario nos encontramos con multitud de reclamos publicitarios que prometen mucho más de lo que realmente son capaces de hacer. Uno de los productos que más sobreestiman sus capacidades es la “leche de crecimiento”. Con un nombre así, es normal que consiga atraer la atención de los padres y de las madres. Sin embargo, según explican desde la Organización de Consumidores y Usuarios, es una publicidad que crea unas expectativas injustificadas.
¿Qué hacen realmente las leches de crecimiento?
Tal y como explican desde la OCU, las leches de crecimiento son preparados lácteos que han modificado la composición de la leche de vaca, para sustituir las grasas naturales por grasas poliinsaturadas y añadir así ácido alfa linolénico (ALA) y ácido decosahexanoico (DHA). Estos polvos también se han enriquecido con hierro, yodo o vitamina D. Y si bien es cierto que hay niños que pueden tener deficiencias de estos elementos, es mucho más recomendable añadirlos de forma natural.
Por ejemplo, para suplir la deficiencia de ácido alfa linolénico podemos incluir frutos secos y semillas, que pueden tomarse en forma de aceites, triturados o en pequeñas cantidades a partir de los dos años. El ácido decosahexanoico o DHA lo supliríamos con pescados grasos,como el salmón o el atún. El hierro puede encontrarse tanto en la carne como en el pescado. Y el yodo en el marisco, en el pescado y en la sal matina. Asimismo, los lácteos, los huevos y los pescados frescos también pueden ser una fuente estupenda de Vitamina D (aunque es necesario que el niño esté expuesto al Sol para poder sintetizarla).
Y si hay sustitutivos naturales para este tipo de deficiencias alimenticias... siempre es mejor recurrir a ellos que buscarlos en aditivos nutricionales más artificiales. Además, estos no son los únicos aditivos de los “polvos de crecimiento”. También se suele incluir sacarosa, fructosa y lactosa (azúcar natural de la leche), que ayudarán a endulzar el producto... pero que son innecesarios. De hecho, desde la misma OCU pusieron en marcha una campaña para conseguir reducir en un 10% la cantidad de azúcares añadidos de las “leches de crecimiento”.
¿Qué debería darles de beber a mis hijos?
Las bebidas ocupan un papel central en la nutrición de los niños. Sobre todo durante los primeros meses de vida, cuando los todavía no han salido los dientes, y hasta los primeros cinco años de vida. Por eso, desde la OCU recomiendan que prestemos mucha atención a qué beben nuestros hijos. De acuerdo con los expertos, lo ideal es la lactancia materna -al menos durante el primer año de vida- y leche desnatada o semidesnatada hasta los 5 años.
Ni batidos, ni leches infantiles de crecimiento, ni bebidas azucaradas o con cafeína; porque son productos que pueden influir sobre la salud dental o física del niño. Y sólo en caso de alergias o intolerancia a la lactosa, las bebidas vegetales pueden sustituir a la leche de vaca, con la salvedad de la bebida de soja fortificada (sin azúcares ni edulcorantes).
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