Prevención
Las infecciones vaginales suben un 50% en verano
Este tipo de problemas supone hasta un tercio de las consultas en la época estival
Deberíamos cuidar nuestra higiene íntima todo el año pues resulta esencial para lograr un bienestar general, pero en verano cobra mayor relevancia. Y es que en la época estival aumenta la posibilidad de sufrir una infección vaginal. Según la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), este tipo de problemas se incrementa un 50% durante los meses de calor y llegan a suponer un tercio de las consultas al ginecólogo.
El aumento de la humedad y las altas temperaturas se convierten en la combinación perfecta para que puedan aparecer microorganismos o bacterias, que alteren la flora íntima, por lo que hay que extremar la prevención. Los síntomas más comunes de este tipo de infecciones son picor, irritación, malestar, escozor o alteraciones en el flujo vaginal.
La flora vaginal presenta una población constituida principalmente por lactobacilos, que en su conjunto contribuyen a mantener un ecosistema equilibrado, un pH adecuado y una correcta lubrificación de la vagina. También tienen una función protectora frente al crecimiento de bacterias potencialmente patógenas. Cuando este equilibrio se ve alterado, como en verano, el papel protector de los lactobacilos disminuye, favoreciendo así las infecciones.
Las infecciones más habituales se pueden producir tanto por hongos, dando lugar por ejemplo a la candidiasis, como por bacterias, favoreciendo la aparición de la vaginosis. Producida por el hongo Candida albicans, es de hecho una de las más frecuentes, y produce picor y ardor vaginal, flujo anormal de color blanquecino que puede ser acuoso o más espeso, así como enrojecimiento en la zona vulvar, dolor al orinar y/o durante el acto sexual.
Es importante diferenciarla de la vaginosis bacteriana, otro tipo de infección vaginal que a menudo se confunde con la candidiasis. Pero ambas infecciones son muy distintas y su tratamiento también, por ello es importante acudir al médico para saber qué tipo de infección se padece en el momento que se empiecen a notar molestias. Para ello normalmente es necesario hacer un estudio microbiológico que requerirá una toma de muestra de las secreciones, que se someterán a un proceso de cultivo para poder determinar cuál es el germen que está produciendo la infección y poder tratarla convenientemente. En ningún caso es conveniente automedicarse, y mucho menos con antibióticos.
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