Hallazgo
Los vuelos espaciales provocan mutaciones en los astronautas que elevan su riesgo de cáncer y problemas cardiacos
Un estudio publicado en «Nature Communications Biology» advierte de los riesgos para la salud que pueden provocar las aventuras espaciales
Ahora que comienza el nuevo curso escolar, muchos niños se cuelgan la mochila y entran a las aulas con el sueño de convertirse, en un futuro, en un astronauta, profesión idealizada que, sin embargo, tiene graves riesgos para la salud, tal y como ha demostrado un reciente estudio científico publicado en la revista «Nature Communications Biology». En concreto, los astronautas presentan más riesgo de desarrollar mutaciones en su ADN que pueden desencadenar cáncer y enfermedades cardíacas con mayor frecuencia, probablemente por «culpa» de los vuelos espaciales que realizan, tal y como confirma un equipo de investigadores la Escuela de Medicina Icahn del Hospital Monte Sinai (Estados Unidos) después de analizar muestras de sangre de astronautas de la NASA que volaron en misiones del programa de transbordadores especiales entre los años 1998 y 2001.
En concreto, los análisis de ADN de los 14 astronautas estudiados (que habían realizado viajes espaciales relativamente cortos, con un promedio de 12 días, y con una edad media de 42 años, siendo el 85% de ellos varones), mostraronmutaciones somáticas en el sistema de formación de la sangre, es decir, que se adquieren a lo largo de la vida y no se transmiten. Las muestras estudiadas estuvieron almacenadas a -80 grados durante unos 20 años y fueron tomadas 10 días antes del vuelo y el día del aterrizaje, mientras que los glóbulos blancos fueron analizados tres días después del regreso a Tierra.
Las mutaciones identificadas se caracterizan por la sobrerrepresentación de células sanguíneas derivadas de un único clon, un proceso denominado hematopoyesis clonal (CH). Este tipo de mutaciones suelen estar causadas por factores ambientales, como la exposición a la radiación ultravioleta o a determinadas sustancias químicas, y pueden ser el resultado de la quimioterapia o la radioterapia empleada en procesos oncológicos. Sin embargo, este proceso de hematopoyesis clonal no es necesariamente un indicador de enfermedad, aunque sí se asocia a un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular y cáncer de sangre.
«Los astronautas trabajan en un entorno extremo en el que muchos factores pueden dar lugar a mutaciones somáticas, sobre todo la radiación espacial, lo que significa que existe el riesgo de que estas mutaciones se conviertan en hematopoyesis clonal», asegura David Goukassian, miembro del Icahn Mount Sinai y uno de los investigadores participantes.
Tal y como detalla el trabajo, la frecuencia de las mutaciones somáticas en los genes que los investigadores evaluaron era inferior al 2%, el umbral técnico para que las mutaciones somáticas en las células madre hematopoyéticas se consideren hematopoyesis clonal de potencial indeterminado (CHIP). La CHIP es más frecuente en individuos de edad avanzada y se asocia a un mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares y tumores tanto hematológicos como sólidos.
«Aunque la hematopoyesis clonal que observamos era de un tamaño relativamente pequeño, el hecho de que viéramos estas mutaciones fue sorprendente dada la edad relativamente joven y la salud de estos astronautas», destaca Goukassian, quien hace hincapié en que, sin embargo, la presencia de mutaciones «no significa necesariamente que los astronautas vayan a desarrollar esas dolencias, pero existe el riesgo de que, con el tiempo, esto pueda ocurrir por la exposición continua y prolongada al entorno extremo del espacio profundo».
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