Opinión

Las bajas laborales asfixian a la Sanidad

La defensa numantina de la medicina de familia como garante de las bajas laborales que hace la izquierda otorgó algo más de poder a la primaria, pero sepultó de burocracia a los médicos

Fachada del centro de salud de Nuestra Señora del Castillo de la localidad sevillana de Lebrija
Fachada del centro de salud de Nuestra Señora del Castillo de la localidad sevillana de Lebrija:Fermín CabanillasAgencia EFE

Las bajas laborales se han convertido en un gran lastre para los trabajadores que las padecen, las empresas y administraciones que las soportan, y el Estado que las sufraga. En los últimos años, su número se ha disparado, y no solo por la sobrevenida pandemia. En el primer cuatrimestre del pasado ejercicio, por ejemplo, más de 1,5 millones de trabajadores se ausentaron de su empleo por una contingencia ajena a la Covid-19, lo que representa un 46,21% más de procesos que en el mismo periodo de 2021, cuando el virus asolaba nuestro país y las oleadas seguían sucediéndose.

La gestión de estas bajas a cargo de la atención primaria ha sido siempre defendida con puño de hierro por la izquierda más recalcitrante. En el histórico debate sobre si el médico de la mutua o de la Seguridad Social debería dar el alta, a efectos económicos, a pacientes en situación de baja clínica por decisión de su médico de familia, Izquierda Unida, Podemos y una parte importante del PSOE siempre han esgrimido tajantes su más férrea oposición pues, a su juicio, los derechos del trabajador correrían serio riesgo.

Esta defensa numantina de la medicina de familia como garante de las bajas laborales otorgó algo más de poder a la primaria, pero sepultó de burocracia a los médicos que debían tramitarlas, lo que pudo apreciarse a finales de 2021 y principios de 2022, en pleno ataque de Ómicron. A pesar de la llegada en tromba de enfermos, los facultativos del primer nivel asistencial se vieron sobrepasados por el papeleo. De aquellos polvos vienen estos lodos y muchos de los que hoy se quejan propiciaron la situación en la que se encuentran los centros de salud. Urgen cambios en la gestión de la incapacidad temporal y en la propia primaria, que languidece sin remedio.