Concienciación

3 cortometrajes frente al desconocimiento que persiste en el VIH

«the moVIHe» es un experimento social que recoge el testimonio de 14 personas

Los cortos se proyectaron el pasado miércoles por primera vez en la Sala Equis, de Madrid
Los cortos se proyectaron el pasado miércoles por primera vez en la Sala Equis, de MadridGILEADLA RAZÓN

El 1 de diciembre se conmemoró el Día Mundial del VIH, que cada año recuerda que esta infección sigue siendo un reto sanitario en todo el mundo. En la actualidad, cerca de 40 millones de personas viven con VIH en el planeta. En nuestro país, se notifican alrededor de 3.200 nuevos casos cada año y se estima que unas 11.000 personas viven con VIH sin diagnosticar, lo que recalca la necesidad de proseguir con iniciativas para impulsar la detección precoz y reducir el estigma y el desconocimiento sobre esta enfermedad.

Una de estas iniciativas se ha presentado esta semana en Madrid. Se trata de «the moVIHe», un experimento social dirigido por la doctora Inmaculada Jarrín, impulsado por la colaboración de la Asociación RIS y el apoyo de Gilead Sciences. El testimonio de 14 participantes ha dado lugar a tres cortometrajes que tienen como objetivo acercar a la sociedad una mirada más actual, humana y rigurosa sobre el VIH.

Como explica la doctora Jarrín, de la Asociación RIS y directora del proyecto, «‘‘the moVIHe’’ nace con la voluntad de impulsar una conversación social más informada, honesta y libre de prejuicios, y de contribuir a una comprensión real del VIH acorde con los avances científicos actuales. Una realidad que, por desgracia, sigue muy presente: el estigma y la discriminación asociados al VIH y al sida. La información es una herramienta clave para combatir ese estigma, pero también lo es la empatía: conocer de cerca historias personales ayuda a que muchos miedos y prejuicios desaparezcan. Este proyecto surge de la convicción de que la combinación de información y empatía es esencial para acabar con el estigma».

En los cortometrajes se incide, entre otros temas, en la prevención y en el diagnóstico, animando a toda la población a hacerse las pruebas de VIH: puede hacerse en las farmacias, en los ambulatorios de atención primaria, en los hospitales o en asociaciones comunitarias en las que se hacen pruebas rápidas de manera gratuita. Existen incluso dispositivos que se envían a casa y permiten, sin dolor, tener un resultado en veinte minutos con una prueba de saliva o con un pequeño pinchazo en un dedo.

Asimismo, la mejora en los tratamientos ha derivado en cómo mantener la calidad de vida de estos pacientes crónicos, que tienen una esperanza de vida muy elevada. Los fármacos que se han desarrollado en las últimas décadas ofrecen unos resultados excelentes: la mayoría de estos pacientes están indetectables, lo que significa que no pueden transmitir el virus y no desarrollan la enfermedad. El reto ahora es abordar dos desafíos: el primero es que los pacientes vivirán varias décadas tras el diagnóstico y van a envejecer, por lo que el sistema sanitario debe adaptarse, incorporando psicólogos a las unidades o facilitar la recogida de medicación fuera de los hospitales. El segundo es que, lamentablemente, el estigma que causa la enfermedad continúa presente.

Combatir la desinformación

La desinformación en salud es otro gran problema en este campo, por lo que se debe seguir insistiendo en que el VIH no afecta solo a la comunidad homosexual, ya que, de hecho, la mitad de los diagnósticos tardíos se dan en personas heterosexuales. También continúa vivo el mito de unir promiscuidad con VIH y con las enfermedades de transmisión sexual: debe advertirse que cualquier persona sexualmente activa está expuesta. El último bulo que se ha detectado en redes sociales es que hay personas que ponen en duda que un paciente indetectable no transmita el virus, una creencia infundada.

Las personas que han participado en los cortometrajes de «the moVIHe» han recalcado la importancia de estas labores de prevención y diagnóstico precoz. Y, sobre todo, el abordaje para disminuir el estigma y su impacto en la salud mental de las personas con VIH: como han subrayado, pesa tanto que hay personas que dejan de tener sexo con sus parejas o que no revelan su estado serológico ni a sus seres queridos. Otros truncan su vida por un diagnóstico debido al peso del estigma y a la salud mental, por lo que insisten en que es muy importante hablar del VIH y abordar tanto la salud mental como las comorbilidades. Y la importancia de estas iniciativas, que vienen a arrojar luz y a normalizar una realidad muy oculta.