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Entrevista

"El alcohol puede debilitar el sistema inmune y reducir la eficacia de una vacuna"

Entrevista a Susana Monereo, jefa de servicio de Endocrinología y Nutrición Hospital Ruber Internacional

Susana Monereo ARCHIVOLA RAZÓN

¿Hay algún alimento o bebida que esté específicamente prohibido cuando se va a recibir vacunación?

No hay alimentos estrictamente prohibidos, pero sí conviene evitar ciertos excesos. Por ejemplo, el alcohol en grandes cantidades puede debilitar el sistema inmune, lo que podría reducir la eficacia de la vacuna. También es mejor no consumir comidas muy pesadas o ultraprocesadas justo antes de vacunarse, ya que pueden generar inflamación o malestar digestivo innecesario.

¿Y hay alimentos especialmente recomendados o que fortalezcan especialmente el sistema inmune y sirvan para reforzar el efecto de las vacunas?

Sí, una alimentación adecuada puede mejorar la eficacia de la respuesta inmune que genera el cuerpo tras una vacuna. Hay ciertos nutrientes que son fundamentales para que nuestras defensas funcionen correctamente, hablamos de vitaminas A, C, D y E, minerales como zinc y selenio, y ácidos grasos como el omega 3. Por ejemplo, la vitamina C, presente en cítricos, kiwi, pimientos y fresas, estimula la producción de glóbulos blancos. La vitamina D, que obtenemos del sol y de alimentos como pescados grasos o huevos, regula la respuesta inmune y su déficit se ha asociado con una menor eficacia de algunas vacunas.

El zinc, presente en carnes magras, mariscos, semillas y legumbres, también es crucial para la maduración de las células inmunes. Lo mismo ocurre con el selenio, que encontramos en nueces de Brasil, pescado y cereales integrales. Estos minerales ayudan a que el cuerpo tenga una respuesta inmunológica más eficaz y controlada.

Además, los ácidos grasos omega 3, como los que contienen el salmón, las sardinas, el atún, las semillas de chía y linaza, o las nueces, tienen un potente efecto antiinflamatorio. Esto es muy importante porque, como la respuesta inmune genera inevitablemente un cierto grado de inflamación, el omega 3 ayuda a modular esa inflamación para que sea la justa y necesaria, sin excesos que puedan causar molestias o interferir con la eficacia de la vacuna.

Por otro lado, alimentos con propiedades prebióticas y probióticas, como el yogur natural, el kéfir, o los plátanos, también fortalecen el sistema inmune a través del equilibrio de la microbiota intestinal. El intestino no solo digiere los alimentos, también es una pieza clave del sistema inmunológico.

En resumen, una dieta rica en frutas, verduras, grasas saludables, proteínas de calidad y alimentos fermentados puede “preparar el terreno” para que el cuerpo responda mejor a la vacuna y se recupere más rápidamente.

¿Cuál sería la dieta completa más saludable en tiempo de vacunaciones para conseguir ese efecto de refuerzo del sistema inmune?

Sin dudarlo la dieta mediterránea¡. Una dieta de estilo mediterráneo es la ideal: frutas y verduras frescas, legumbres, cereales integrales, frutos secos, aceite de oliva virgen extra, pescados (especialmente ricos en omega 3 como el salmón o la caballa) y fermentados como el yogur natural. Limitar los azúcares añadidos y las carnes procesadas también es clave. Esta alimentación, rica en nutrientes y antioxidantes, es el mejor soporte para el sistema inmunológico.

Esa dieta saludable, sería deseable que se siguiera ¿Cuánto tiempo antes y después de inocularse una vacuna?

Lo ideal sería adoptarla de forma estable en el tiempo, pero si hablamos específicamente de las vacunas, lo más beneficioso sería comenzar al menos una o dos semanas antes y mantenerla una o dos semanas después de la vacunación. Así el cuerpo tiene suficiente tiempo para prepararse y luego responder adecuadamente al estímulo inmunológico.

¿El día de la vacunación es mejor ir a vacunarse en ayunas o es mejor recibirlas habiendo ingerido alimento?

Es preferible haber comido algo ligero antes de vacunarse. Un desayuno ligero con fruta, yogur natural o una tostada integral es suficiente. Estar en ayunas puede predisponer a mareos, sobre todo en personas sensibles o si la vacuna genera alguna reacción momentánea.

¿Una dieta saludable puede contribuir también a paliar los efectos secundarios de las vacunas?

Sin duda. Una alimentación rica en antioxidantes y antiinflamatorios naturales, como frutas rojas, cúrcuma, jengibre y alimentos ricos en omega 3, puede ayudar a reducir la inflamación leve que a veces generan las vacunas. Esto puede traducirse en menos dolor local, menor fatiga o una recuperación más rápida.

Aquí es importante entender que la respuesta inmune está estrechamente ligada a procesos inflamatorios. Cuando el cuerpo detecta una vacuna, interpreta que hay un “invasor” y activa sus defensas, lo cual genera una inflamación controlada. Esa inflamación es parte del proceso para generar inmunidad, pero si el cuerpo ya está en un estado inflamatorio crónico por mala alimentación o estrés, la respuesta puede ser más exagerada o menos eficiente. Por eso, comer bien y tener un cuerpo “equilibrado” mejora la respuesta a la vacuna y reduce posibles molestias.

¿Cómo podemos proteger nuestro estómago tras las vacunaciones, desde el punto de la vista de la dieta, sobre todo si tenemos que consumir algún medicamento?

Si se toman medicamentos como paracetamol o ibuprofeno, es importante hacerlo con el estómago lleno para proteger la mucosa gástrica. Comer algo suave como una sopa, pan integral o yogur puede ayudar. Además, incluir alimentos con omega 3 (como nueces o pescado azul), probióticos (como el kéfir o yogur natural) y prebióticos (como la avena, el ajo o el plátano) contribuye a mantener un intestino saludable, que también es una parte clave del sistema inmunológico