Opinión

Alimentos de laboratorio

La US Army norteamericana ya fabrica proteínas impresas en 3D para alimentar a sus soldados

Una hamburguesa realizada con carne artificial por Mosa Meat, la empresa holandesa que pretende comercializar en un futuro carne a partir de células cultivadas en un laboratorio
Hamburguesa realizada con carne artificial por Mosa Meat, la empresa holandesa que busca comercializar en un futuro carne a partir de células cultivadas en el laboratoriolarazonAgencia EFE

Algunos colegas se ríen sin parar cuando oyen hablar de la carne artificial, comentando que ellos jamás van a comer ese producto, pues donde esté un solomillo de ternera gallega o abulense que se quite el cultivado. Personalmente no puedo estar más de acuerdo. Pero habrá que convenir que una cosa son nuestras preferencias de ahora y otra bien distinta el futuro cercano que se va a imponer en materia de alimentación, nos guste mucho o poco.

Pensar que se pudieran freír patatas sin aceite era hace 20 años poco menos que una quimera, pero cada vez se usan más las freidoras de este tipo, tan útiles ahora que el precio del caldo de la oliva se ha disparado como nunca.

Bien, pues en poco tiempo vamos a tener en nuestra cocina, amén de la freidora de aire y el robot, una imprescindible impresora 3D que nos va a permitir cultivar nuestra proteína, carbohidrato, carne sintética, pollo, salmón, pescado o foie gras. La US Army norteamericana ya fabrica proteínas impresas en 3D para alimentar a sus soldados. Nestlé tiene a punto los lácteos cultivados. Otras multinacionales esperan copar la investigación para abastecer al mundo de productos tan habituales como el sashimi o el sushi.

El cultivo celular está ocupando buena parte del tiempo de los investigadores de un centenar de empresas punteras del ámbito de la alimentación. Aunque no lo queramos, acabaremos adquiriendo en el supermercado carne artificial. Es más, sucederá como con los transgénicos. Inicialmente avisarán de que se trata de un producto de laboratorio, pero después lo eliminarán de las etiquetas, al menos de las que tienen mayor visibilidad. De manera que no vamos a saber si el chocolate con leche que compramos está hecho con lácteo de vaca o con leche de cucaracha. O sea.