
Salud
Así es la bebida sin alcohol que emborracha pero que no deja resaca
Sentia es un licor sin sabor que se puede combinar con cualquier refresco y que tarda alrededor de 15 minutos en hacer efecto

El profesor David Nutt puede revolucionar la forma de ocio en el mundo gracias a Sentia, una bebida no alcohólica, que produce los mismos efectos que el alcohol, pero que no daña la salud y no deja resaca. Esta nueva bebida, que comenzará a comercializarse en 2025, permitirá que las fiestas se conviertan en citas inolvidables ya que habrá que estar pendiente de dejar de beber porque hay que conducir y que lo único que preocupe del día siguiente sean las horas de sueño porque las resacas pasarán a mejor vida.
Y es que Nutt, director de la unidad de neuropsicofarmacología en el Imperial College de Londres, comenzó hace décadas su cruzada contra los efectos del alcohol en el organismo y toda su trayectoria se ha dedicado a buscar una solución a este problema, que acorta la vida y llena de pacientes las distintas especialidades de los centros hospitalarios. “Siempre ha sido uno de mis mayores intereses de investigación. Como médico, siempre te enfrentas a los problemas del alcohol. Cada vez que vas a trabajar, ves a alguien con problemas provocados el alcohol. Así que siempre he querido darles a los jóvenes una alternativa a esta sustancia adictiva y tóxica, que al final podría matar a 3,5 millones de personas de forma prematura al año”, indicaba hace unos años en una entrevista.
Ahora, parece que va a materializar sus sueños con Sentia, un compuesto molecular cuyo objetivo es reemplazar a las sustancias alcohólicas en la fabricación de varios tipos de bebidas. Según Nutt, el compuesto garantiza las sensaciones positivas del alcohol pero sin dañar al organismo. "Es como el alcohol pero mejor", rezaban los primeros anuncios de la bebidas que en principio iba a llamarse Alcarelle
¿Cómo funciona esta bebida?
Cuando el alcohol entra en el organismo ciertos neurotransmisores y otros receptores del cerebro y proporciona una sensación de ánimo, confianza e incluso cierta somnolencia. Por ello, Nutt buscó la forma de activar estos receptores pero sin utilizar los elementos que dañan la salud. O dicho de otra manera, perder la inhibición pero sin perder el control. Además, de esta forma acabaría con las intoxicaciones, la dependencia a estas sustancias y el síndrome de abstinencia.
Nutt y su equipo llevan trabajando en el proyecto durante los últimos 10 años y fruto de ello es la molécula de Sentia, que provoca los mismos efectos que el alcohol pero hace que estos efectos se estabilicen y se no llegue a perder el control. Definen la sensación como si se tomaran varias copas de vino. Y la resaca no aparece porque la nueva bebida elimina todas las interacciones con órganos como el hígado, por lo que no produce acetaldehído, responsable de la sensación de malestar mañanero.
“Suponiendo que no sea un gran bebedor y que no se haya desensibilizado los receptores cerebrales, entonces tendrá un efecto como una copa de vino. “Es un efecto suave, relajación pero sin sueño. Solo se siente un poco de frío. Por mucho que se tome, no se obtendrá un mayor efecto pero sí más prolongado", indica Nutt.
El científico, del Imperial College London, añadió que su alcohol sintético es como un licor sin sabor que se puede combinar con cualquier refresco y tarda alrededor de 15 minutos en hacer efecto.

El origen de todo
En 1983, cuando Nutt todavía cursaba el doctorado, encontró la posible "cura" para la borrachera. Era una droga que si se tomaba cuando se estaba bajo los efectos del alcohol, revertía los efectos y devolvía a la persona al estado de sobriedad. Para ello, logró que la droga modificara un receptor específico del cerebro llamado Gaba, que es el principal afectado cuando se consume alcohol. Con la bebida, el receptor Gaba y todo su sistema calman la actividad cerebral haciendo que se activen menos neuronas, así que su “antídoto” estaba enfocado a reactivar esta función. Los experimentos con ratas de laboratorio fueron todo un éxito pero el problema era llevarlo al público general porque si una persona sobria la tomaba, le podía provocar convulsiones similares a las del síndrome de abstinencia por alcohol. Era un paso importante, pero no decisivo porque revertía el estado de embriaguez pero no evitaba los daños físicos. Pero fue la base de lo que dentro de poco será una realidad.